SA #2: Hiana
Capítulo 1
– Me puedes explicar por qué carajos no fuiste al médico antes. ¿Cuántas horas desde el accidente, cinco, ocho, tal vez diez…? – Adriana podía matar a Verónica en ese momento. La amaba con locura, era su hermanita para toda la vida. Familia adoptiva, o no… daban problemas y dolores de cabeza igual que los consanguíneos.
– Casi doce horas, la razón la tienes en una de tus camas. Yo puedo atender varios asuntos mientras tú me recompones, pero antes de salir del Santuario teníamos que estar preparados para solicitar la custodia de la niña sin problema alguno. Armatos está hablando con los abogados en estos momentos para facilitar el traslado y el papeleo. La solicitud no tendrá problemas en ser aprobada. Pero me preocupa el estado mental de la niña. Luz esta con ella y no la ha dejado sola en ningún momento.
– Ella será la mejor medicina, por eso le llame. Lo que no me esperaba es que tú llegaras como una muñeca rota. ¿Qué diablos sucedió?
– Solo a mí se me ocurre correr mientras moqueo por un bosque. Fue cosa de locos, te lo juro. – Adriana en ningún momento dudaba de lo que había afirmado Armatos al avisar que Verónica necesitaría asistencia médica, pero jamás imaginó que una muñeca rota, costillas no fracturadas pero si muy golpeadas y un tobillo dislocado fueran parte de esa asistencia.
– Vas a tener que descansar, aun cuando no quieras, no puedes poner peso en ese tobillo por lo menos en tres días y con todo eso estarás un par de semanas incomoda, sufriendo de hinchazón cuando exageres el maltrato. Las costillas no están astilladas por puro milagro, pero los moretones te harán compañía por varias semanas. Te voy a dar medicamento para el dolor, especialmente para que puedas dormir. Nada se pueda hacer sobre eso. Sin embargo, tu muñeca es de preocupar. La herida abierta debe estar bajo observación, no se puede colocar yeso para el hueso lastimado. La herida parece una mordedura de un perro, pero nunca había visto una tan limpia y al mismo tiempo con el calor que está irradiando, podría infectarse. El antibiótico en crema y en pastillas va a ayudar. Pero no quiero que pienses que no es peligroso, en cuanto esté más sana se colocará el yeso después de unas nuevas radiografías. De verdad por lo que me contaste debió haber algo de desgarre en la piel y tendones. El área esta roja y caliente, pero sanando. Si no fuera porque no dudaría de tu palabra, diría que tiene varios días. – Verónica observó la herida y estaba de acuerdo con Adriana, unas horas atrás, Derek había limpiado un pedazo de carne retorcido sin forma. El miedo en su mirada era una de las razones por las que había observado la herida con cuidado.
– Todo estará bien. ¿Cuándo le van a dar el alta a Hiana?
– Depende de lo que decida hacer sobre el bebé. – Un suspiro profundo se acomodó en la habitación. – Antes de llegar le habían ofrecido a la niña la oportunidad de abortar.
– Me gustaría saber quién fue el idiota que prefiere herirla nuevamente. – Verónica dejó escapar un suspiro profundo. Armatos debía estar trabajando el caso. Pero no era suficiente, nunca sería suficiente. – Luz es la única que va a poder llegar a ella.
– Sí… – el silencio en la habitación estaba cargado de angustia. Ambas estaban abriendo una vieja herida en el alma de su hermana Luz. Lo importante era no perder a Hiana en esos momentos. Luz sabía muy bien que no estaba sola, contaba con toda la familia y los hijos que había ido adoptando. Ahora Hiana era otra historia, la chiquilla había sido abandonada por su madre en el hospital al nacer, supuestamente con SIDA. La niña había dado un resultado positivo, pero el miedo de muchos a la enfermedad había evitado que la adoptaran. En el último hogar en el que había estado era uno de acogida para adolescentes problemáticos. ¿El cómo una chica con buenas notas y buena conducta había terminado allí? Era para preocuparse. – Al fin llegaron tus muletas. Derek las va a colocar en el auto, pero por ahora te quedas en la silla de rueda. Corazón ya te la puedes llevar, no hay mucho más que pueda hacer. – Derek asintió y miró a Verónica en búsqueda de su aprobación. Ella asintió sin saber muy bien que sucedía con Derek, pero ahora debía poner su atención en Hiana y Luz, ambas la estarían necesitando.
– ¡NO SÉ QUIÉN CARAJO SE CREEN QUE SON! ¡NO TIENEN DERECHO A EVITAR QUE
VEA A HIANA…! – Verónica escuchó los gritos mucho antes de entrar en la sala, miró a Derek en busca de contestación pero este sólo se encogió de hombros.
– ¿Armatos… Reymund… que sucede? – El silencio en la habitación fue automático.
– Verónica, te presento al señor Avilés, trabajador social que tiene el caso de Hiana. – Verónica asintió y espero que le explicaran cuál era el problema. – Le estaba describiendo al señor Avilés la situación en la que nos encontramos. El juez de instancia ha firmado la custodia provisional a Luz. Hiana ha solicitado que no entre ningún varón a la habitación y estamos tratando de hacerle entender al señor... Avilés que quien ha dado la orden final, ha sido Luz en su derecho como custodia de la menor. Más si tiene alguna compañera femenina que pueda entrevistar a la joven, esa era la única opción viable en estos momentos.
– Entonces señor Avilés, ¿contamos con alguien del género femenino que pueda hablar con Hiana en su lugar?
– No sé quiénes son, pero no pueden evitar que hable con Hiana.
– Señor Avilés, le voy a ser sincera. En estos momentos no estoy al cien por ciento de mi estado mental, emocional y físicamente como para poder trabajar con usted. Pero le voy a explicar algo y para que todos los que están aquí sean testigos, Hiana ha sufrido a manos de un hombre. Lo que la coloca en una situación de tensión en compañía de varones. El médico está de acuerdo con esta exclusión de género, hasta que la joven se encuentre estable. Imagino que su interés es
que Hiana, se recupere lo más pronto posible para que se pueda proceder con los asuntos legales atados a estas violaciones. – Verónica sonrió de forma amable ante la duda en la mirada del hombre. – Sobre su pregunta de quiénes somos… Estos caballeros a los que les estaba gritando son los abogados de Hiana contra la familia de acogida y contra el estado. El caballero que está detrás de mí es un detective privado del Santuario encargado de buscar y recopilar toda la documentación referente al caso. Y yo mi querido señor… soy su peor pesadilla, ahora le agradeceré que salga de la sala, antes que presente cargos contra usted por violentar la paz de cada uno de los presentes.
– Esto no se va a quedar así. No pueden hacer lo que se le dé la gana. No lo voy a permitir… – el resto de lo que dijo quedó perdido en los murmullos que anunciaban su partida.
– Ups… olvidé decirle que no podrá tocar ningún documento del caso ya que es evidencia. Armatos, asegúrate que sea de esa manera. Rey, por favor prepara todo para la llegada de Hiana al hogar. En esta ocasión no podré ayudar mucho. Tres días de descanso, por orden de la doctora. – Armatos estuvo a punto de decir algo, pero la mirada se desvió a Derek. Una conversación completa se llevó a cabo en cuestión de segundos sin decir una palabra. – Ustedes dos deben visitarme hoy en la tarde, hay mucho de lo que debemos hablar. Sin olvidar esa imagen recurrente de Derek en el bosque…
Ambos hombres asintieron y ninguno sabía aún qué le dirían a la mujer que parecía haberse convertido en una bomba de tiempo. Derek no sabía que decir,
esperaba que no le preguntaran nada, porque no había mucho que él pudiera decir sin meterse en problemas. Intentó mantenerse lejos de todo ese drama, pero la verdad quien había convertido la vida de esa niña en una pesadilla no debía seguir en el mundo con vida. Si él tenía que enfrentarse al mundo mirando todo maldito documento, de forma legal o ilegal, por esa niña, valía la pena sobrevivir al infierno…
– Derek todo va a estar bien, no la vamos a dejar sola… – Las palabras de Verónica, reafirmaba su observación inicial, era una mujer que veía demasiado. Solo deseaba que no le hiciera preguntas directamente a él.
Capítulo 2
Tres semanas, dos malditas semanas atrapadas en muletas y en sillones. Pero ya era suficiente, la próxima persona que le preguntará si estaba bien le arrancaría la cabeza a mordiscos. Verónica suspiro profundo, intentando calmar esa rabia que la estaba comiendo por dentro.
– ¿Todo bien Vero? – La sonrisa de Armatos quedo congelada en los labios de este, al escuchar el gruñido escapar de unos labios que se suponían no hicieran ese tipo de sonido. Diablos, Derek tenía razón para estar asustado. – No problema jefa, venía a decirte que tenemos problemas con Hiana, pero si no estás de humor.
– No te atrevas a salir por esa puerta. Sé que te has estado escapando de nuestra conversación, pero ahora hay otras prioridades… ¿Qué sucede con ella?
– No ha salido de su habitación. Come en su habitación y sólo usa el baño cuando está segura de no encontrar a nadie en el camino.
– Qué día es y cuánto tiempo lleva en esa habitación.
– Diecisiete días, dos semanas y un poco más. La primera semana no se cuenta, ya que como sabes siempre le damos ese tiempo a nuestros chicos para que
acepten el lugar en donde se encuentran. Sin embargo, esta mañana la psicóloga no ha logrado entrar en la habitación. Sólo Luz es permitida y ya dijo que no estará yendo a su chequeo prenatal.
– Entiendo. ¿Qué día estamos?
– ¿Ah? Es jueves... ¿todo esta...?
– Si terminas esa pregunta te arranco la lengua y te doy con ella en la cara. – Verónica abrió los ojos espantada, ya eran años que ese tipo de amenaza no salían de su boca.
– Waooo flash back. Esa sí que no me la esperaba.
– Lo siento, no sé qué está sucediendo. Pero no puedo dormir y el hecho de que el cuerpo me pique no ayuda, pensé que eran las heridas, pero solo el tobillo me molesta y es porque no he podido parar. Derek me está huyendo como si fuera la peste y tú has estado muy liado como para acompañarme a cazarlo.
– Okey... No entiendo muy bien, pero vamos a hacer una cosa. Por ahora necesitamos ayudar a Hiana, luego de eso nos sentamos los tres a dialogar sobre lo que está molestándote.
– Dame un segundo. – Verónica tomó el teléfono y con calma llamó a una las madres encargada de los hogares. – Hola Deborah, sí estoy mejor. Sé que a los gemelos les toca ayudar en tu BBQ, este fin de semana se suponen que están en las oficinas hoy, ¿no? Es que tenemos un 911 con Hiana y creo que ellos nos van a poder ayudar. Podrías enviarlos a mi oficina en cuanto lleguen.
– Ya los envío, como siempre llegaron temprano. Si quieres movemos todo a casa de Luz.
– Creo que sería demasiado para Hiana. No pasará mucho tiempo antes del almuerzo para el señor Brackinstong. Por ahora vamos poco a poco. – Después de un “Ok” de Deborah, Verónica se volteó hacia Armatos. Olfateo a este y ambos se quedaron mirando uno al otro como si fuera un choque de trenes. – Hueles a Derek... ¿Cómo diablos sé que hueles a Derek?
– Respira profundo Verónica. Estás a punto de hiperventilar. Te prometo todo estará bien, no estás sola y pronto podremos aclarar tus dudas. La verdad no hemos estado calentando sillas, entre el caso de Hiana y buscando respuestas con personas que no desean hablar ha sido complicado. – Armatos se prometió tener más cuidado al acercarse a Vero. La mujer estaba dando unos saltos preocupantes y aún no había pasado su primera luna, cada vez que veía el calendario los cabellos se le erizaban. Podía dar gracias a que la luna llena recién había pasado cuando...
– ¿De qué carajo estas…? – La voz de Verónica quedo apagada antes de que pudiera concluir con la pregunta ante unos golpes en la puerta y la entrada de los gemelos.
– Hola Verónica, Debby nos dijo que debíamos visitarte. ¿Algo sobre que nos necesitas?
– Gracias chicos. Sé que no tengo derecho a pedirle más de lo que ya hacen. Pero una niña necesita de nosotros y creo que ustedes van a poder llegar a ella.
– Verónica los vio mirarse preocupados, luego asentir y cuando ella les señalo las sillas ambos con movimientos idénticos tomaron asiento. Rostros idénticos la miraban a la espera y el amor que brillaba en sus ojos provocaba
que el corazón le fuera apretado en el pecho. – Nuevamente gracias, ahora les voy a pedir algo que me jure a mí misma nunca hacer. Voy a presentarles y a colocar a Hiana bajo su cuidado. Necesito que sean sinceros con ella sobre la vida que han llevado y el cómo es que han sobrevivido. Iliana, más para ti... Sé que estoy pidiendo que te arranques el corazón al igual que se lo he pedido a Luz, pero Hiana está sola y necesita saber que a su alrededor hay personas que comprenden muy bien lo que está sucediendo.
– ¿Quieres decir que Hiana podría ser para nosotros?
– No, eso sólo puede decidirlo Hiana. Pero si Dios nos ayuda, tanto Hiana como su bebe podrían quedar bajo su cuidado de forma permanente. Por lo que me ha dicho Rey, ya comparte una conexión con ustedes sin saberlo. Espero que la joven pueda ver en ustedes almas igualmente heridas, pero sobre todo sobrevivientes. – Verónica vio como Iliana asentía después de mirar a su hermano. Aun cuando él era un escritor reconocido, nunca hablaba. Iliana era la que se comunicaba por ambos y la fuerte del par. Sin embargo, la relación de ambos era de iguales. – Está bien, es mejor que vayamos a tomar el toro por los cuernos. Armatos, ¿vienes?
– No me lo perdería por nada del mundo. – Armatos silbaba una melodía que a Verónica se le parecía mucho a la de Scooby – Doo, la cual provocaba que la piel le picara mucho más.
Capítulo 3
– Verónica, se supone que estés descansando. – Luz la abrazo con fuerza y Verónica se alegró no por vez primera que sus costillas solo hubieran sufrido golpes leves. Las madres encargadas de los hogares eran osas. Todos debían tener cuidado con los abrazos, eran demoledores, pero en realidad era lo que mucho de esos chicos necesitaban.
– Estoy bien Luz. Vengo a hablar con Hiana. Iliana y Jean estarán ayudando en la Casa Sol, durante las próximas semanas.
– Entiendo. – Luz abrazó a Iliana y ambas sonrieron cómplices. No era la primera vez que se veían y compartían. Incluso Luz había sido la que invitará a los hermanos a visitarles.
– Sé que no necesito informarles que deben trabajar. Ya hemos dado demasiado tiempo a nuestra reclusa. Así que todos a moverse, lo dejo todo en sus manos. Yo voy en busca de Hiana. – Ambas mujeres sonrieron y asintieron, comprendiendo que a Verónica le tocaría ser la mala del cuento, otra vez. Las casas habían sido grandes haciendas, la Casa Sol era la última adquisición del Santuario, y no se quedaba atrás. Las habitaciones no eran muy grandes pero cada niño y niña tenía su propia habitación. Lo que era difícil en la mayoría de los hogares de acogida. Los espacios comunes eran muy bien cuidados y los arreglos para la
hacer habitable la misma habían quedado espectaculares con todos los espacios. Aun no comprendía por qué el dueño de tan magnifica casa les había donado la misma junto a varios acres de terreno alrededor. Pero todo estaba en ley, aún más con lo que coloco en un fidecomiso para mantener la misma en excelentes condiciones. Al llegar a la puerta tocó de forma leve, esperando que alguna voz le permitiera entrar. El silencio fue la única contestación. – ¿Hiana...?
– ¿Sí?
– Es Verónica necesitamos hablar.
– ¿De qué...?
– Amor había quedado en visitarte para presentarte a los posibles papas de tu bebe. Solicitaste conocerlos, ellos estarán cenando con nosotros. Abre la puerta.
– No puedo...
– ¿Por qué no?
– Es peligroso que salga a comer con ellos.
– Podrías explicar eso...
– Tengo...... un sollozo se escuchó al otro lado de
la puerta.
– Hiana, amor.. Sé que no te sientes muy bien.
Pero necesitamos hablar más allá de tu chequeo con la doctora para verificar si él bebe está bien. Necesitas comer bien y nosotros necesitamos saber si este es el lugar indicado para ti.
– ¡Por favor no me lleven a otro lugar! Prometo quedarme en mi cuarto.. No voy a salir para ningún
lado. Por favor...
Luz.
– Hiana si no abres la puerta voy a pedirle la llave a
– ¿Y sí te enfermas por mi culpa?
– ¿Enfermarme de qué mi corazón?
– De SIDA... – Maldición. Verónica quería saber
cómo la joven había llegado a esa conclusión, pero ahora no era el momento.
– Hiana tú no tienes SIDA, tu eres portadora de HIV, están conectados pero con medicamentos y tratamiento puedes vivir una vida normal, activa más tu bebe puede ser tratado. El sida es una etapa más avanzada del virus, en este caso el virus ataca directamente tu sistema inmunológico. En la actualidad existen muchas personas, entre ellas famosos que tienen muchos años de vida por delante, gracias a los avances de la medicina. No se cura, pero es tratable. Debemos hacer unas pruebas para saber si este ha mutado, por lo que te ha pasado recientemente. Pero la verdad a menos que yo vaya a tener contacto directo con tu sangre no hay forma de que me pueda contagiar.
– ¿De verdad? – Hiana abrió la puerta con su mirada cargada de esperanza y anhelo, que por poco lanza a Verónica al suelo de rodillas.
– Así es pequeña. Ahora ayúdame a sentarme, ya que subir esas escaleras con mi tobillo lastimado no ha sido la idea más inteligente que he tenido. Para la próxima le voy a pedir a Derek que me suba cargando. – Eso hizo sonreír a Hiana que aún con dudas se dejó abrazar para ayudarla a sentarse. Verónica, por primera vez en esas semanas dio gracias a sus heridas.
– ¿Por qué necesitas tener contacto con mi sangre para infectarte? –
– Hiana, aún si estuvieras sangrando las probabilidades de infectarme son mínimas. Yo tendría que tener una herida abierta para que esto sea posible. Debemos tener cuidado ante accidentes, pero con el tratamiento que has empezado tienes muchos años por delante, por favor créeme. Una forma segura de contagio es el compartir agujas, durante el intercambio de drogas. Por eso en los hospitales todo esta sellado y es desechado al concluir con un paciente.
– ¿No tengo que quedarme encerrada en mi habitación?
– No mi corazón. En este hogar estas segura, todos los que la visitamos sabemos que estas enfermedades no se pegan por respirar el mismo aire. ¿Pero quién te dijo que debías mantenerte en la habitación?
– El señor Avilés, me explicó que nadie quería enfermarse con SIDA en la casa, que por eso debía mantenerme en la habitación como Charlotte decía. – Verónica asintió aguantando las ganas de gruñir. ¿Ese hombre tendría algún hueso humano en todo su maldito cuerpo?
– Nada más lejos de la verdad que eso, pequeña. Para serte sincera, uno de los posibles papás para tu bebe tuvo sífilis por muchos años, al hacerle las pruebas ya estaba en la face terciaria, donde tumores han salido en diferentes partes del cuerpo. Es una enfermedad de contagio sexual, por eso ha decidido no tener hijos y prefiere la adopción. Con medicamentos y cuidados lleva una vida muy productiva. Incluso es escritor de
historias de terror. – Los ojos de Hiana brillaron ante esa información. Verónica sabía muy bien lo mucho que le gustaban los libros a la joven. Lo único que había solicitado recuperar de la casa de acogida, dónde había sido violada, eran algunos libros que le habían regalado niños que habían sido adoptados en diferentes lugares en los que vivió. – De seguro lo conoces, creo que tienes dos de sus libros.
– ¿De verdad? ¿Cuáles? – En un instante la joven había regresado a ser una niña pequeña emocionada y sorprendida por las coincidencias de la vida.
– Una noche en el parque y si no mal me equivoco, tienes Entre las tinieblas. Ambos libros son de él, aunque uno fue con seudónimo. – Hiana la miró con los ojos completamente abiertos. La segunda historia, la que estaba bajo seudónimo, trataba de un joven que había sido violado en un orfanato por varios monjes que cuidaban del lugar. Sin importar el trato que le daban, debía seguir las reglas religiosas que le imponían o se quedaba sin comer o peor aún, era obligado a auto flagelarse. El joven al final se suicidaba haciendo un pacto con el demonio, por su deseo de vengarse. Provocando a su vez una maldición en el lugar que había acabado con todo ser vivo en el lugar de forma atroz. Hiana trago saliva y sin decir palabras tomo el libro en sus manos. Era una copia de bolsillo y la misma había tenido mejores días.
– Siempre pensé sobre lo que le había sucedido a Joshua. Es que se parecía tanto a mi realidad.
– Nunca pensaste que podía ser parte de la realidad de alguien. ¿Verdad?
– No.
– Su nombre verdadero es Jean, te aviso, no habla. No porque no pueda, sino porque prefiere no hacerlo. Él y su hermana han estado esperando tres años por un bebe y siempre han sido de los que dan un paso atrás cuando un niño desea estar con otros padres. Son seres humanos hermosos, pero juzgados por sus pares a causa de su físico.
– ¿Por qué?
– Ya lo verás... Lista para salir de estas cuatro paredes.
– ¿De verdad puedo salir? – Verónica asintió tomándola por la mano, ambas caminaron por la gran casona, una de ella con pasos suaves, dándole tiempo a la joven para que esta descubriera su nuevo hogar.
– ¡Hiana! – El grito de alegría de Luz asusto a ambas, pero la joven se dejó abrazar por la mujer que parecía no querer soltarla. Ambas sollozaron un poco, en el momento en que Hiana regreso el abrazo. Luz la apretó con más fuerza, mirando directamente a Verónica dándole las gracias, sin hacer sonido alguno. Los hermanos se miraron y las observaron con cuidado. Él se había agachado a mirar que era el libro que se había caído de las manos de la joven. Pareció ser golpeado por la portada y miró a Verónica, buscando una respuesta a su silenciosa pregunta.
– Es uno de los libros favoritos de la joven, estábamos hablando de él y se nos olvidó que lo traía en las manos. – El hombre con cicatrices en el lado derecho de su rostro asintió. Era un rostro afeminado, junto a un cuerpo poco desarrollado, que lo había
condenado a una infancia cargada de abusos de diferentes tipos. Sólo el amor de su hermana lo había salvado y era a ese amor lo que Verónica apelaba para salvar a una niña que había sido abusada tanto física como mentalmente.
– Sé que no está en muy buen estado, pero lo he cuidado bien desde que me lo han regalado. Podría por favor ponerle su firma.
– Será un honor Hiana. – La voz ronca los había sorprendido a todos, Hiana miró a Verónica buscando una explicación. La mujer sólo se encogió de hombros y agradeció la valentía de esos tres seres, que aun cuando la vida los había golpeado, no se habían detenido.
– Armatos, necesitamos hablar. – Él sólo asintió pero la mirada de Verónica no auguraba nada bueno.
– Hiana, estamos planificando una parrillada durante el próximo fin de semana. Será solo un almuerzo para los habitantes de la Casa Sol, más algunos amigos a los que ya conoces. Estaremos recibiendo eso sí, la visita de quien donó la casa y parte del terreno del que disfrutan nuestros jóvenes. ¿Crees que te gustaría participar?
– ¿Qué es una parrillada y puedo ayudar?
– Nos reunimos todos los que vivimos en la casa o casas hogares y hacemos un BBQ. Cuando es de todos los hogares, cada hogar se encarga de algún área en específico. Pero el de este fin de semana es sólo una pequeña celebración para dar las gracias a quien ha donado este lugar. No pudo venir a la inauguración y por eso vamos a compartir una parrillada. Será pequeña, los doce chicos y chicas que viven con Luz, algunos
padres adoptivos con sus hijos y por supuesto algunos de los adultos que se han graduado de los hogares. – Luz se movía por toda la cocina preparando un enorme plato de comida que poco después colocó frente a la joven.
– Eso suena a mucha gente… – Hiana miraba el grupo algo preocupada.
– No querida, son solo unas cincuenta personas, tal vez un poco más, ya que tal vez lleguen algunos curiosos del pueblo a conocer al benefactor de la Casa Sol.
– Yo... Bueno no creo que sea buena idea que yo este, si a alguien no le gusto o...
– Hiana, no pasará nada. Acá solo visitan los amigos del Santuario o adultos como Armatos y Rey, ellos fueron de los primeros chicos que el Santuario adoptó. – Hiana miró a Armatos buscando confirmación. No sabía muy bien la razón, pero nunca le había provocado miedo. Tal vez era la mirada de niño travieso.
– Ok. ¿En qué puedo ayudar? – con una sonrisa en los labios, Hiana se puso en mano de esos adultos que parecían aceptarla tal y cual era. No se podía negar que estaba asustada, el leve temblor en sus manos la delataba. Pero si su autor favorito había intentado conversar cuando nunca lo hacía, ella también sería fuerte para conocer a los que serían la familia de su bebe. ¿Estaría cometiendo un error al confiar en todos ellos? Al mirar a Verónica a los ojos, algo dentro de ella le gritaba que no. Solo el tiempo lo diría, o por lo menos
eso era lo que Luz le decía cada vez que tenía una pequeña crisis.
Capítulo 4
Verónica miraba a los dos hombres que parecían no saber por dónde comenzar a dialogar. Había sido una cena extraña por demás. Habían comido casi en silencio, la poca conversación tenía que ver con la situación de algunos niños, creciendo e intereses y las necesidades de vestimenta para el futuro tiempo frío. Después de la cena todos sentados en la pequeña sala de estar, rodeados por un silencio sepulcral. Esa noche Armatos por primera vez parecía querer salir corriendo en dirección contraria. Un hombre que desde niño le había hecho frente a toda la porquería que la vida le había colocado en la falda.
– Ahora caballeros expliquen que CARAJOS, está sucediendo. – Derek sólo miraba al suelo y mostraba su cuello como esperando que alguien se lo arrancara, lo cual era ridículo, ya que ella después de subir varias veces diferentes escaleras durante el día, estaba con el pie levantado y sin poder pararse de la maldita silla. Era extraño no estaba hinchado y no era dolor precisamente, la molestia se sentía de igual forma en diferentes partes de su cuerpo. Lo cual lo había dejado como un efecto de la caída. ¿El único problema? La cosa no mejoraba con el paso del tiempo.
– Verónica… te juro que hemos estado buscando información de forma… bueno… ha sido difícil. La cosa es que creemos que podemos tener un Laycan cerca de la cabaña de mamá, eso fue lo que te mordió. – Armatos parecía querer dar un salto ante el gruñido de Verónica que lo miraba desafiante.
– ¿Esta bien? Digamos que entiendo el lenguaje que usas Armatos. Comienzo por preguntar qué… bueno qué es un Laycan. Eso no me dice nada y más aún, no explica por qué ambos huelen tan bien para mí. No hay duda de que algo que no me han dicho sucede, pero creo que no me gustaría comerme a ninguno de los dos. Aunque mi imaginación me está volviendo loca. – Ambos hombres se miraron en silencio. Los pensamientos errantes de Verónica no eran buen augurio, pero esperaban tener algunas respuestas para ella. Respuestas que una semana atrás hubieran sido imposibles, a lo que ambos estaban de acuerdo según sus miradas. – Podrían dejar de hacer esa mierda, estoy cansada de verlos hablar con miradas y yo seguir sin entender que sucede entre ambos.
– No tienes que alterarte, recuerda lo que dijo la doctora. Nada de jaleos.
– Armatos si no quieres que te tire con el vaso de agua por los cascos de la cabeza, comienza a explicar que quieres decir con un Laycan y no te olvides: ¿por qué ustedes dos huelen bien?
– Bueno… la verdad es que es… una larga historia.
– dijo Armatos mirando de soslayo a Derek que no la había mirado a los ojos en varios días.
– No hay problema, dime lo más importante, tengo tiempo de sobra atrapada en esta silla. O por lo menos hasta que baje la maldita molestia. La verdad… quiero saber qué sucede.
– Conocí a Derek hace nueve años atrás. Dentro de un grupo de situaciones y por mi interés comenzamos a salir. Terminamos, no de muy buena manera poco después, o de una forma que yo pudiera comprender lo que sucedía en ese momento. Dos años después un idiota, después de mi graduación, me raptó de una discoteca gay.
– ¿Cómo carajos no me enteré de eso? Armatos...
– Relájate Vero, conocí a quienes cuidaron de Derek, no de muy buena manera, pero lo suficiente como para que pudiera sobrevivir, aún con todo en su contra. Allí descubrí que ellos tenían problemas legales, me ofrecí a ayudarles a cambio de que Derek pudiera salir de su grupo. Al Derek ser hijo de dos paranormales diferentes, no era aceptado por la comunidad.
– Ok, Derek nunca va a regresar con esos jilipollas.
¿Qué quieres decir con dos paranormales?
– Hasta ahora solo sé de la existencia de hombres que cambian de forma, en el caso de Derek, lobos y de la existencia de bueno, otros… como duendes, hadas y vampiros. De este último fue el padre de Derek, proveyendo la mezcla. Según me explicaron no es normal que hubiese crecido hasta la adultez. Estos niños, hijos de mezclas tienden a ser asesinados al nacer o poco después.
– Ok… me estás diciendo que existen otras…
¿Qué? – Armatos se dio cuenta que la había perdido ante
lo que le sucedía a los niños mezclados. De seguro olvidaría todo lo demás.
– Especies… – Armatos veía como el rostro de Verónica se contorsionaba y las uñas se afilaban, lo cual decía que tan cerca a la superficie estaba la loba.
– Especies… que matan niños por estos ser…
¡¡¡¡DIFERENTES…!!!! Ok, Derek tienes más trabajo, tenemos que hacer algo por esos niños.
– Gracias Verónica, no sabes lo importante que son tus palabras. El problema es que el dolor de cabeza para ti no es solo eso. – Verónica escuchó las últimas palabras de Armatos, su voz había sido monótona, tal vez en un intento alejarse de la situación. Su rostro de abogado no había cambiado y mostrado emoción alguna. Ella en lo personal quería arrancar la cabeza de algunos desgraciados. Intento suspirar profundo para eliminar las imágenes sangrientas que se paseaban en su cerebro… – Verónica lo que intento decirte es que Derek nació siendo parte de otra especie. Bueno dos especies, para ser exactos. Ahora el problema contigo… esas especies no se mezclan con los humanos, eres uno u otro, pero no puedes cambiar a un ser humano para que sea como Derek, lobo o vampiro. Lo cual es un beneficio a largo plazo en comparación con los humanos y su muerte, regularmente antes de los cien años, más nuestra sobre reproducción, ellos duran siglos con vida y como punto a parte ellos tienen un niño cada cincuenta años y las probabilidades de sobrevivencia son bajas.
– Estoy a punto de mandarles a buscar al psiquiatra más cercano. Ok ya me están volviendo a perder…
¿Qué carajo es todo esto? Lo de los niños lo entiendo… creo. Como punto aparte… ¿qué es eso de cambiar a un ser humano?
– Por favor tranquilízate, la verdad es que estas a una semana de la luna llena y puedes sufrir… si no controlas a tu loba.
– ¿Qué? Me estas jodiendo... ¿verdad?
– No, eso es lo que intentamos decirte. Los hijos de estas especies tienden a tener humanos u otros como ellos. Sin embargo, cuando se unen dos humanos con residuos de esta genética puede nacer de ellos; un Laycan. Los únicos con la capacidad de convertir a un humano en uno de ellos, eso según los antiguos textos. Derek estuvo investigando y esto es casi imposible, pero ha sucedido antes. Casi dos mil años atrás, estos son rechazados por la manada y por los humanos. Más aún, cuando nacen fuera del conocimiento de una manada. Creemos que lo que te mordió en la muñeca es el primer Laycan en siglos.
– Mierda, de verdad están completamente locos. – Verónica intento ponerse de pie, pero la mirada que Armatos le lanzó a Derek la detuvo. Conocía esa mirada, sabía muy bien que significaba: “Esto no es todo”.
– Sé que aún no te hemos dicho por qué Derek estaba desnudo cuando te encontró. ¿Quieres ver la razón? – Verónica no entendía la razón para asentir, pero no se sintió incomoda al verlo quitarse la ropa, lo que provocó un poco de inquietud… ¿todo eso sería un sueño? Poco después su realidad se volvió patas arriba. En un par de parpadeos tenía un hermoso y enorme lobo en medio de su sala, exactamente donde había
estado Derek unos segundos antes. Verónica levantó el labio y gruño sin poder evitarlo, más aun desconociendo la razón, deseaba colocarse en cuatro en el suelo y apretar el cuello de ese lobo entre sus dientes. El lobo se lanzó al suelo, mostrando su cuello y barriga, mientras gemía de forma lastimera. – Bueno eso queda claro.
Eres una loba alfa o como se llaman dentro de una manada, dominante, sólo tenemos que esperar a la luna llena y rezar a que no pierdas la cordura.
– ¿¡¡¡¡QUÉEE!!!!? – El grito de Verónica provocó que el lobo gimiera con mayor fuerza.
– Ok, aquí va lo difícil querida, en la próxima luna en tu lugar estará una loba, si no logramos que te unas con ella en tus primeras doce horas, podemos perderte. Según la leyenda, los lobos convertidos por los Laycans tienden a ser mucho más salvajes que los que nacen en una manada. Derek y yo hemos llegado a la conclusión que esto se debe a la lucha entre la mente humana y la loba, según la información que pudimos recuperar de los textos antiguos, en esa parte tuvimos suerte. No queremos ojos de ninguna manada mirando en nuestra dirección, ni en estos bosques. Por ahora hemos podido justificar la búsqueda de información, en un intento de ayudar a Derek mejor en un nuevo ambiente, pero no creo que eso nos ayude por mucho tiempo. – Armatos acarició la cabeza del lobo, deseando poder controlar el escalofrió que se posó en su espalda. Esos ojos en ese bosque serían muy malas noticias para el lobo y para Verónica. – Tienes que comprender que cuando naces con esta dualidad no se da el conflicto, bueno en la mayoría de los casos. Los hijos que son humanos, tienen sentidos más sensibles, audición aguda, olfato y gusto
refinados… pero no la fuerza anormal de sus padres y muchos más el instinto de caza. – Armatos miró a Derek y sonrío a éste, que terminó de arrastrarse hasta donde él se encontraba y colocó casi todo su cuerpo sobre las rodilla del hombre que lo miraba con… ¿amor?
– Mierda... Ya sabía que algo estaba raro. Por eso es que huelen uno al otro, son una pareja... ¿Pero por qué huelen bien para mí?
– Sí, pero somos mucho más, somos parte de un todo. La razón por la que olemos bien para ti es que somos parte de tu manada. Debo decir que en el tercer encuentro y ya en libertad, Derek pudo admitir que soy su compañero de vida. Según el Alfa Marcus, de quién te estaba hablando, es la primera vez que un cambia forma lobo es emparejado con un hombre, por el destino. Sin embargo, Derek es la rotura a la regla total con su existencia, que no podemos dejarlo en las reglas establecidas en el pasado. Ambos estamos satisfechos de poder estar juntos nuevamente. – Ante sus ojos Derek volvió a cambiar de forma y abrazó con fuerza a Armatos. Verónica suspiro, aceptando que ambos se veían hermosos y que Derek merecía ser cuidado.
– Ok, que es lo que debo esperar en la luna llena.
– ¿Con seguridad…? Nadie lo sabe. Recuerda que es la primera vez en siglos que hemos tenido un Laycan, además es la primera vez que esperamos que no te vuelvas loca. Tenemos poco más de una semana para ayudarte a encontrar y aceptar a tu loba interior. Por otra parte debemos encontrar al Laycan. Éste no puede seguir libre en el bosque, lo tuyo pudo bien ser un accidente, pero quién sabe. – Verónica asintió aun
cuando sentía que había sido golpeada en la cabeza y lanzada por el agujero de Alicia, o el maldito espejo. Debía leer la novela nuevamente si podía sacar el tiempo, o por lo menos ver las películas. Un bostezo la tomó por sorpresa, y la imagen de ella durmiendo entre ambos hombres le parecía algo normal, cuando nunca antes había deseado compartir su cama con nadie. ¡Más que extraño!
– Esa es la cara de alguien que tiene una idea y que no le gusta… – las palabras susurradas de Derek provocaron un escalofrío en Verónica.
– ¿Qué estabas pensando? – Armatos la miraba preocupado o… asustado. Si solo supiera…
– En que no entiendo porque me parece bien dormir con ustedes. Nada de sexo… pero algo como una pila de cachorros me parece correcto. Nunca me ha gustado dormir con alguien al lado.
– Tu cuerpo está tratando de sanar y tu instinto te está diciendo como sanar más rápido. – Derek susurró en el cuello de Armatos a lo que este sonrió.
– ¿OK? Pijama party… – la carcajada de Verónica no escondía el miedo, pero no había forma de evitar reír ante la cara de travieso de Armatos y la cara de susto de Derek. Por esa sonrisa traviesa en los labios de su mejor amigo, ella estaba dispuesta a pasar una noche rara.
Capítulo 5
El día era perfecto, la carne en el asador provocaba que su boca estuviera trabajando constantemente.
Nunca había sido tan amiga de la carne, pero parecía como si le hubieran hecho un cambio de personalidad y de gustos con una sola mordida. Una noche más para la luna, ya no podía negar lo que le habían explicado una semana atrás. Estaba cambiando, más estos cambios eran drásticos. Hiana estaba jugando a la anfitriona con Luz e Iliana, ninguna de las dos la dejaban sola. Lo cual ya era un adelanto, la sonrisa de la joven mientras hablaba con vecinos y jóvenes del hogar era el premio mayor. Durante la última semana, Hiana había modificado sus costumbres, se alimentaba en el gran comedor. Utilizaba la sala de estar para estudiar y compartía más de una discusión sobre problemas sociales con sus pares. Se notaba que era una joven inteligente con la capacidad de ajustarse a diferentes entornos.
Poco después un auto azul oscuro llegó frente a la casa, ella noto como todos los comensales miraban a ver quién se bajaba. No era la primera vez que esperaban al que había donado esa casa. Tuvo que sonreír al ver a la Jueza Garadci bajarse como si fuera la reina del lugar y comenzar a abrazar a los chicos que se lanzaban contra ella, nada que ver con la imagen que podían encontrar en la corte, la que algunos de ellos habían encontrado en
más de una ocasión. Verónica no pudo más que saludarla desde lejos. Con paso seguro se movió al lado de Derek en un intento de calmar la ansiedad que veía en el cuerpo de este. Era parte de una necesidad imperiosa de verlo tranquilo y a gusto rodeado de los que ella consideraba una familia.
– ¿Necesitas correr?
– No, es que me gustaría que Armatos llegará. Yo... Bueno... Yonosoymuysociable... – Verónica asintió sin preocuparse demasiado. Sabía que recién llegado jamás hubiera ido a la actividad sólo. Ahora se sentía seguro en la compañía de quienes les rodeaban, era incomodidad o necesidad y ambas eran aceptables. Poco después vieron como Armatos llegaba y les sonreía, fue interesante el ver como el rostro de Derek se iluminaba. Realmente ella se sorprendió del cómo Derek se resistió a lanzarse a los brazos del hombre que literalmente le movía el tapete, pero la interacción de ambos era íntima y cariñosa, pero respetuosa ante los que les rodeaban. En ese momento un olor dulce llegó a ella y no tuvo más que levantar la nariz buscando la procedencia. Derek hizo un gesto muy parecido y por ende supo que no se había vuelto loca. Ambos miraron al claro tras la gran casona y mientras ella abría la boca sorprendida por la aparición, de un hombre relativamente joven y un chiquillo que saltaba a su lado, Derek murmuraba algo muy parecido a magia de hadas.
– ¿Qué? – El hombre que llegaba los miraba a ambos con ojos sorprendidos. Cuando ella observó lo que sucedía, todos los presentes parecían felices mirando hacía el otro lado, incluso Armatos. – Esto sí que es extraño y qué me he perdido.
– No se ha perdido nada. – Contestó de mal humor el chico que no podía tener más de trece años, colocándose frente a su acompañante. Era un joven audaz intentando proteger a quien le sonreía sin él verlo, con ternura en los ojos.
– Jackie relájate, no son enemigos en busca de pelea. Ambos están tan confundidos como yo. ¿No es cierto?
– Sí, eso es. Por qué no ha llegado por auto y de dónde ha llegado. – las uñas de Verónica se habían afilado y buscaba algún truco que pudiera explicar lo que sus sentidos hipersensibles le estaban informando.
– El hierro y yo no nos llevamos muy bien. Además vivo relativamente cerca, solo basta con saber dónde están las puertas. – Eso último lo dijo con una sonrisa ladeada.
– ¿Un viajero? – Murmuro Derek con los ojos explayados. Esperando que alguien le dijera que todo eso era una broma.
– Sí, pero no como lo sospechas mi buen amigo. Tú en cambio eres más que interesante. Nunca pensé que llegase uno como tú a la adultez.
– Mi madre era dominante en la manada y me protegió lo suficiente como para demostrar que yo sería útil. Sin embargo, al terminar con la crianza, dejo la manada y fue en búsqueda de mi padre. – El hombre asintió comprendiendo que la guerra había sido grande para la mujer que no solo había perdido a su manada, al quedarse embarazada de otro ser, sino que también había tenido que criar un hijo diferente en un mundo absolutamente cruel, sin su destinado, lo que muchos
conocían como almas gemelas o lo que era en realidad era un conexión karmica profunda y necesario.
– Imagino que no tuvo más opción. Tu padre de seguro la estaría esperando, nunca he entendido ese odio por las mezclas. Un hijo es lo más importante, en un mundo donde no podemos tener hijos a menos que sea con aquel escogido por el destino. Pero bueno, pobre de los idiotas que se pusieron en el camino de tu madre. Por otro lado usted señorita Verónica, la última vez que nos vimos no fue capaz de resistir el encantamiento. Es interesante el cómo ha cambiado. Podría preguntar que ha estado haciendo para que su destino fuera borrado de un manoplazo. – La mirada curiosa y la sonrisa en los labios no ofrecían paz, por el contrario, añadían muchas más preguntas de las que ella no tenía respuesta.
– No, no puede preguntar. Y qué carajo quiere decir con un encantamiento la última vez que nos vimos. – Verónica no pudo aguantar un gruñido que dejo sonriendo al hombre y a Derek con la cabeza ladeada y gimiendo. – Doble mierda, lo siento Derek....
Tú y yo nos tenemos que sentar luego. Ahora usted, puede por favor explicarse.
– Es extraño que como un ser dominante te disculpes o más aún pidas algo por favor. Pero no tengo ningún problema en explicar. Tengo muchos problemas con las creaciones humanas, en específico con los metales, esto debido al alto contenido de hierro. Aunque todo está mejorando gracias a las mezclas extrañas entre metales, plásticos y otros componentes. – dijo haciendo un gesto de comillas con sus dedos, tan fuera de lugar con un ser tan etéreo, que Verónica no pudo resistir la
risa que escapo de sus labios. Lo que pareció despertar a todos los presentes, dirigiendo la mirada hacia los que compartían esa conversación. – Se nota que tu alegría llena el corazón de muchos de los presentes. Has creado una gran familia para alguien tan joven. Lo del encantamiento es simplemente para que creyeran que estaba llegando en auto cuando realmente había llegado como hoy, caminando. Agradezco que haya aceptado verme en un lugar tan neutral como el parque, para el intercambio de propiedades.
– Si mis abogados se mearón de la risa, ante ese acto excéntrico de su parte. Pero gracias a usted, hoy nuestros chicos más golpeados por la vida tienen un nuevo hogar y un futuro prometedor. Gra...
– ¡No Verónica...! No puedes dar las gracias a un hombre del bosque...
– No hay problema joven, es cierto que a los más viejos de la gente del bosque o los que son como yo, sería muy peligroso, pero yo llevó tantos siglos entre los humanos que estos han cambiado lo que ha sido el inicio de mí ser, dentro de aquella cultura. Algo así como, si estás en Roma, has como los romanos. Ahora debo alejarme, creo que mi protegido necesita de mi apoyo. ¿Recuerden tener cuidado con el dios que la transformo? – Verónica y Derek siguieron la mirada de este, donde el joven Jackie, que había llegado con él, parecía pelearse con Hiana por algo que ninguno de los tres podía comprender. Ya que Hiana había sido despertada por el joven, era extraño que no estuvieran llevándose bien. El rostro encolerizado de Jackie, era uno de furia o frustración. Pero ambas emociones no le
hacían bien a la joven, lo cual los obligaba a dejar de lado el comentario sobre el dios.
– No es justo... No puede ser tan fácil como para que unos chicos escojan quienes van a ser sus padres. Porque no puede ser todo el mundo así.
– Jackie, tranquilo. Sé que es difícil de comprender. Pero los que han creado el Santuario de Amor, han trabajado mucho para dar tanta voz cómo es posible a los más jóvenes. Por ello estamos celebrando hoy la creación de este lugar. Un nuevo inicio para muchos jóvenes que no han sido valorados de forma correcta y que a su vez tienen mucho que dar al mundo. – Nadie, excepto Verónica y Derek, intento escuchar y comprender la conversación de ambos, era como si hablaran en un idioma extraño que pasaba desapercibido a los demás comensales. Verónica se dio cuenta que tenía mucho que ver con la magia del hombre del bosque, así que asintió en silencio en dirección a Derek que tomo de la mano a Armatos y que no dejaba de mirar al hombre del bosque con cautela.
– Jackie, Santuario de Amor ha sido creado para dar un espacio seguro, en un intento de sanar a niños y jóvenes, ofreciendo un lugar para crecer y conocer a aquellos que desean ser padres. Los más chicos pueden estar en ambientes seguros, donde saben que van a ser aceptados. Pero no creas... No somos perfectos y cometemos errores, como cualquier otro sistema. – Derek se acercó a ella, buscando reconfortarla, ambos invitados asintieron aceptando sus palabras, pero el brillo en la mirada de su benefactor dejaba claro que había podido captar el dolor que se ocultaba en su voz.
– Vamos todos a seguir disfrutando de este hermoso
día. Hay mucho que celebrar y estamos con personas que se merecen un elogio por su buen trabajo.
Capítulo 6
Verónica no podía dejar de caminar de un lado a otro en su apartamento. No era capaz de pensar más allá del picor bajo su piel y en la situación con Derek, en los últimos días había tenido sueños extraños, el dormir con los hombres le había dado paz y su cuerpo ciertamente había sanado de manera rápida. Por otra parte lo que se había comido en los últimos días, la tenía en un caos mental y económico poco propio de ella. Tanto así que muchos habían preguntado a que se debía el cambio.
– Ok... Creo haber entendido. Estoy en fase cambiante, tengo posibilidades de convertirme en la próxima luna, en una loba. Eso será mañana en la noche. Para colmo no en cualquier tipo, sino en un Alfa de manada. Eso último todavía no me queda claro... ¿el primer cambio no debería dejarme débil y al fondo de la pirámide social? Según las novelas e historias que he estado leyendo. – Verónica señalo todo tipo de libros, desde folclore, hasta novelas románticas que se encontraban tiradas en una esquina. Durante esos días había vuelto a escuchar en silencio mientras le explicaban los cambios que estaban sucediendo con ella.
– Ahora explícame por qué cada vez que yo abro la
boca enojada o frustrada, Derek presenta su cuello y yo tengo una necesidad imperiosa de reconfortarle.
– Aquí estoy tocando de oído, así que me disculpas, si no está del todo claro. Derek me corriges. En primer lugar, tú no has sido entrenada, la verdad estamos tocando a ciegas y rezando que no pierdas la cordura, ya que esto no sucede hace mucho. Además como se trabaja la jerarquía en una manada con un cambiado para nosotros es un misterio. No es como si pudiéramos preguntar a un Alfa, no queremos esos ojos en estos bosques. No ahora, por no decir nunca, continuando en ese tema, Derek es un omega, lo que se considera como un sumiso, el punto más bajo de la manada para muchos. Sin embargo, según los textos tienden a ser mucho más. Estos ayudan a la manada y es de los que debe ser protegido, pero al igual desea proteger. Pero desde que su madre lo dejo para ir en búsqueda de su otra mitad, ha sido maltratado y golpeado por los diferentes miembros de la manada… bueno por ser diferente. – Al ver que ella iba a hacer una pregunta, Armatos la detuvo con un gesto de mano. – Derek es diferente porque es hijo de dos tipos diferentes de paranormales, te lo había mencionado antes. Pero esa noche aún estabas con tu mente un poco… saltarina… creo que se podría decir de esa manera, aunque suene raro. La madre era loba, pero su padre es vampiro.
– ¿Qué...? ¿Lo del vampiro era verdad? Lo he estado observando y nada tiene que ver con un chupa sangre.
– Sí ya sé, a mí también me dejo confundido la primera vez. No necesita sangre como en las películas y mucho menos puede convertir a otros. Pero necesita
una gran cantidad de energía para sobrevivir. Puede comer alimentos, pero su sustento vital es energía generada por personas que están a su alrededor, entre más abiertos son en sus emociones, mejor. Los lobos siempre han desconfiado de los vampiros y los resultados de estas uniones muchas veces son eliminadas al nacer. Hasta que llegó a estar con nosotros, esos sentimientos de odio a lo que es, lo habían dejado… débil… incompleto. – Armatos abrazo al hombre que sonreía como un niño, seguro y amado. – Bueno al finalizar todo, cuando yo pedí la libertad de Derek de su antigua manada, me comprometí en crear un hogar para él. Lo que ninguno de los dos nos imaginamos, era lo que iba suceder al reencontrarnos... yo no sabía lo que el significaba para mi alma y él no esperaba que yo lo aceptara.
– Esos detalles son para otra historia, no está... Por
mi parte creo que es demasiada información. No se sí podré comprender o aceptar como cierto todo lo que me has estado diciendo, tal vez mañana durante la luna llena, después podríamos volver a dialogar. Por otra parte, mientras la salud y la vida de mis niños este bien, no hay problema. Derek siempre serás bienvenido mientras los niños y su seguridad sean una prioridad para ambos.
– El problema realmente, no es la seguridad de los chicos por los paranormales, es más seguro que el Lycan en el bosque sea un problema a largo plazo. En especial si manadas externas se enteran. – Ella asintió y se fijo en como Derek palidecía.
– ¿Derek explica por favor porque has palidecido?
– Yo... Alfa, creo que el Laycan es joven, posiblemente un adolescente o niño.
– ¿Qué...?
– He estado paseando por el bosque buscándole, pero aún nada. – Derek abrió los ojos al ver como Verónica resistía el impulso de gritar.
– Derek, te pusiste en peligro sin avisar donde ibas a estar. Esto no puede seguir sucediendo, eres parte de esta familia y quiero saber que está sucediendo, más aún todo lo que sea peligroso. – Derek miró sorprendido a Armatos que asintió sonriendo.
– Sí Alfa. – Verónica lo miró asustada, pero su mirada se desvío hacia el otro hombre que se dobló por la mitad riéndose a carcajadas.
– Querida, esa es una de las razones por las que sabemos que nos enfrentamos a un cambio. Ellos están entrenados a no reaccionar delante de humanos como una manada de lobos. Pero al tu ser tan nueva, la...
¿energía? – Armatos miró a Derek buscando una afirmación, que llegó con una movimiento leve de la cabeza del hombre. – Okey, la energía que estas liberando no deja otra opción para Derek, todos sospechan sobre el maltrato que ha sufrido así que la interacción de ambos, ha pasado desapercibida, en una idea errónea que Derek necesita una dominatriz. – la cara de Verónica y el sonrojo en Derek provocaron que Armatos volviera a reírse a carcajadas sin poder detenerse.
– Ya bájale… no es para tanto… nunca me he visto con ropas de cuero y látigo en mano. Aunque estoy segura que el adolescente que un día fuiste lo
merecía. – Derek comenzó a reír ante la cara de susto de Armatos y Verónica no pudo evitar acompañarles.
– Esa imagen sí que no me va a dejar por mucho tiempo.
– Entiendo que es lo que me han vuelto a explicar. Aun cuando tengo mis dudas de vuestra cordura y la propia. Pero creo que es mejor que dejemos que todo siga su curso. Cambiemos el tema por un rato… esto es mejor a pedazos. – Verónica suspiro de forma profunda y sonrío a Derek en un intento de reconfortarle. –
¿Todo bien con los chicos y los hogares? – ese sí que era un tema seguro.
– Sí, los hogares establecidos están corriendo como es debido y tanto los padres como los chicos están de acuerdo en que la vida de cada chico vale la pena ante un poco más de supervisión. Por otra parte creo que el trabajador social de Hiana, va a ser una piedra en el zapato.
– Mierda... Si nos visita no quiero que se encuentre a solas con Hiana. No necesitamos echar a perder el buen trabajo que están realizando los gemelos y Luz.
¿Ahora quién se va a sentar con la niña para explicarle el proceso de adopción?
– Por eso me cae tan bien la jefa... Nos vemos luego, nosotros tenemos que regresar a nuestro hogar hoy, pero de seguro Derek vendrá corriendo de madrugada así que deja la puerta abierta. – Verónica estuvo a punto de opinar al respecto, pero de nada sirve cuando el hombre en cuestión sonreía como un adolescente ante su primer amor.
– Luego arreglo ese asunto con Luz. Ustedes desaparezcan con ese sentido de tortolitos, haciendo fiero a los que no pueden comer. Derek recuerda que vamos a necesitar ayuda para crear el nuevo manual de procedimientos para la revisión de antecedentes… y la puerta siempre estará abierta para ustedes. – Verónica sonrío y sabía que tendría que recordarle a Derek lo del manual ya que lo había perdido ante la mirada amorosa de su pareja.
Capítulo 7
Eran las ocho de la mañana, Verónica no podía creer el hambre tan grande que tenía. Su desayuno había sido decadente, jamón, tocineta y tres tipos diferentes de salchichas. Necesitaría ir al supermercado saliendo en la tarde. Estaba segura que sus ahorros no sobrevivirían a esa transformación, y eso que había pensado que en los últimos días había estado comiendo demasiado.
– ¡Mierda! Esto debería venir con un frieking manual de instrucciones. – el estómago le rumio con fuerza mientras tomaba el teléfono y marcaba el número de teléfono de Luz. – Hola chica, perdona que te moleste. Es que debemos sentarnos con Hiana y explicar el por qué la adopción se trabajará de esta forma. Los gemelos, van a estar con nosotros y Armatos para decidir la mejor manera de trabajar la situación.
– Me preocupa que piense que estamos tratando de sacarla del hogar, tan pronto. – Luz sabía que era la mejor opción, pero Hiana parecía no saber lo importante que era ella misma, ante la llegada de ese bebe, parecía haberse olvidado de su futuro.
– Vamos a ver qué sucede, estoy de acuerdo… en tu apreciación, pero la verdad ella está dando pasos agigantados. Su capacidad de confiar, no ha muerto, lo que es un milagro. Te espero en una hora y recemos para que ella comprenda. Voy a saquear la lacena, tengo un ¡HAMBRE BRUTAL! – no había terminado de
cortar la llamada cuando su estómago gruño con fuerza pidiendo alimentos. Salió de la oficina y al llegar a la cocina se sorprendió al ver a Derek con varios paquetes de comida en la mesa. – No me iras a decir que esto es de todos los días…
– Solo cerca de la luna… necesitamos más… energía. – la voz susurrante de Derek llegó alta y clara a Verónica que observo la comida en la mesa y sintió como su boca se hacía agua con los olores a carnes asadas y salchichas alemanas… lo menos que le había gustado del menú de su abuela, ahora las veía como una delicadeza obsequiada por los dioses. – ¿Esto será repetido en el día?
– Sí. Cada dos horas, máximo tres… – Derek sonreía como si al fin no se sintiese solo comiendo esa cantidad indecente de alimentos.
– Oh por todos los dioses… de verdad que esto está de locos. – Esas fueron las últimas palabras coherentes de Verónica mientras el resto quedo perdido entre gemidos de placer y gruñidos ante la comida que devoraba como… bueno como una loba. Derek se quedó mirándola sonriendo, pero no comía nada de lo que estaba frente él. – ¿Por qué no comes y por qué me miras sonriendo…?
– La verdad es que parte de mí se siente emocionado por lo que va a pasar esta noche. Otra tiene miedo a que no… bueno ya sabes. Que no puedas resistir el cambio y… pero la sonrisa es más por ser capaz de llenar una necesidad de la… manada… – Derek susurró la última palabra como si se avergonzara de algo.
– Entiendo, el miedo a lo desconocido y la emoción a tener a alguien igual, esto siempre nos coloca contra la espada y la pared. No sé muy bien lo de llenar una necesidad en una manada, pero si la satisfacción que da el cuidar a alguien que lo necesita. Gracias por tus cuidados. Ahora come, que yo no puedo devorar todo esto. – Verónica termino de comer con una sonrisa en los labios y vio como Derek devoraba todo alimento que quedaba, en ese instante se paró de la mesa y le hizo un gesto al hombre para que esperará. No tardó mucho en regresar a la habitación, entregando en ese instante una hoja de papel y una tarjeta ATH. – la próxima comelona la pago yo. Le dices a Armatos, que él le va a tocar pagar la próxima.
– Eso sí que lo va a dejar en la ruina. Llevamos un par de lunas y la primera yo no tenía ahorros. Ahora por lo menos parte de lo que es mi sueldo lo guardo para este día. Así que no estoy en quiebra.
– Creo que voy a tener que hacer lo mismo, pero de verdad con todo tan caro, creo que voy a ponerme a criar animales de granja.
– Bueno…
– ¿Qué?
– La verdad deben ser humanos lo que lo hagan, los animales de granja a menos que nazcan con nosotros, lo cual es casi imposible, no resisten nuestro olor. Saben que somos depredadores, aunque hay cambia formas que no son carnívoros y cuidan muy bien del ganado. ¿Tal vez…?
– Creo que esto va a ser un dolor de cabeza mayor al que cualquiera pudiera pensar a través de las novelas.
Por qué nadie avisa, no sé qué tienes en mente, pero verifica información y luego nos sentamos con esta. Si no fuera porque me salvo la vida, a ese huele… le daría una buena patada en el trasero. – Verónica ayudo a limpiar el lugar y se movió a la oficina para continuar con su día. No pasó mucho tiempo cuando todos estaban en la sala de conferencias.
– Ok la razón acá es Hiana, Iliana y Jean cuál es su impresión de la situación. – Los mencionados se miraron y Jean asintió a su hermana que tomo aire de forma profunda.
– No creo que debamos estar todos con Hiana cuando lo dialoguemos. Si se parece un poco a lo que nosotros sentimos de jóvenes, va a pensar que es más una guerra de los adultos contra ella. La verdad no creo que debamos hablarlo sin que ella vea cuales son los cambios que hemos estado realizando en nuestro hogar. Jean tiene el temor que ella piense que nuestra casa es como en alguna de las novelas que escribe. Por último, nos gustaría que supiera desde el principio que en el momento de adopción de ambos pasa a ser tan hija de nosotros como él bebe. No queremos que piense que tendremos favoritismos. – Iliana solo miraba a Verónica mientras hablaba pero todos tenían claro que deseaba decir.
– Entiendo… estarían listos para una visita nuestra hoy en la tarde. – Verónica los vio asentir con aprensión, sabía que estaba acelerando el proceso, pero tenía miedo de no sobrevivir a esa noche y no poder terminar dando el hogar que la niña se merecía.
casa.
– Sí Verónica . Será bueno tenerla un poco en la
– Gracias Iliana, Luz; ¿Cuál crees que será la
situación si la dejamos tomar la decisión y dejamos claro que tendrá un segundo hogar contigo y los chicos?
Deseo que tenga claro que no es alejarse de los que quiere, es aumentar la familia para ambos.
– La verdad temo que no esté lista, pero es más… mi inseguridad, que ella.
– Sí, entiendo. Pero lo mejor es que si ella está dispuesta, se estará integrando a la vida familiar, tomando decisiones relacionadas al futuro de ese bebe y esto le permitirá ser parte de la familia.
– Yo creo que la mejor opción es no moverla hasta que ella lo pida, pero hacerla parte de todo el proceso de preparar nuestro hogar para la llegada de un bebe. Así cuando hablemos de la adopción ella no se sentirá excluida. – Todos asintieron ante las palabras de Jean, que los había sorprendidos.
– ¿Cómo va vuestra mudanza?
– Nada mal, si no contamos con la biblioteca. – El color rosado en el rostro de los hermanos era un ejemplo de que aún no se ponían de acuerdo en algo respecto al tema.
– Si necesitan ayuda, griten... Tenemos varios compañeros acostumbrados a mudanzas y más aún a bibliotecas personales. – Luz explotó a reírse como una poseída, algo así como si el mundo estuviera descubriendo por primera vez su sonrisa. Verónica iba a contestar contándoles a los hermanos el significado de esa risa, pero unos golpes en la puerta la detuvieron.
– Adelante..., Luz a la primera oportunidad explica la reacción que has tenido. Ah, hola Rey algún problema...
– Tal vez, pero necesitamos que tu decidas si es un problema. – La mirada de susto de Rey, la puso a moverse. Era extraño que el joven se comportara con tanta prontitud, tanto así que una de las luces de su vida estaba presente y no reaccionaba al hecho. Luz la miró asustada dándose cuenta del cambio en la actitud de Rey.
– Vamos... Luego seguimos dialogando. Por favor, si necesitan ayuda griten. Iliana y Jean nos vemos a la tarde. – Verónica dejo su silla con prisa, escuchó que los que dejaba atrás conversaban sobre su falta de cojera después del accidente. Pero eso fue lo último que escuchó al salir por la puerta. – ¿Por qué esa cara Rey?
¿Qué me voy a encontrar en tu oficina?
– Es mejor que tu hables con él, no sé cómo trabajar con el caso y creo que vamos a necesitar a todos los abogados para la investigación necesaria, eso si decidimos participar. – Verónica abrió los ojos, el llamar a todos los abogados del Santuario eran palabras mayores. Ella se preguntó no por vez primera el cómo habían llegado del salten a la candela sin un aviso previo.
– Ok, vamos a ello. – Verónica abrió la puerta encontrándose con Jackie, el acompañante del hombre del bosque. Lo que llamó su atención fue todo el dinero, joyas y monedas en la mesa. – ¿Jackie...?
– Bien por lo menos queda claro que si se conocen. Jake, podrías explicar tu situación a Verónica.
– Quiero divorciarme de mi padre, quiero escoger a mi papá. El abogado del pueblo me dijo que debía hablar con Rey del asunto.
– ¡CARAJO…! – el miedo en la mirada del chico le dijo que no era la palabra correcta, pero la verdad no había otra forma de decirlo.
Capítulo 8
La casa estaba llena de luz, los ventanales en cristal permitían que tuvieran la naturaleza dentro de la casa casi de forma literal. Ambos hermanos cuidaban del jardín con esmero, era una pasión que compartían, de las pocas que compartían. La casa había sido remodelada según esas especificaciones y el resultado había superado las expectativas. Iliana observó cómo su hermano intentaba hacer un dibujo en papel sobre el diseño que deseaba para el cuarto del bebe. La ilusión y los deseos de que todo estuviera perfecto se podían notar en cada trazo, más en todos los papeles descartados en el suelo. No estaban hechos bolas, pero tampoco habían sido mirados dos veces luego de descartados. Ella no pudo evitar una sonrisa ante la concentración de Jean, solo esperaba que Hiana estuviera de acuerdo con todos los arreglos. Ninguno de los dos estaba listo para una desilusión más.
Jean miró a su hermana, con el labio mordido y la frente fruncida no soltaba la revista de muebles, sabía que la ilusión de preparar esa habitación la llenaba de alegría, todo estaba siendo escogido en línea, por supuesto en las mejores tiendas, la idea era que el color lo escogiera Hiana según sus gustos. En cuanto ese momento se diera, todo sería enviado en cuestión de semanas a la casa. Por primera vez dio gracias a las pesadillas que les permitía vivir bien y en paz. La vida
podría haber sido peor sin las pesadillas convertidas en betsellers. Un suspiro escapó de sus labios y deseo con todas sus fuerzas, como hacía mucho no lo hacía que todo saliera bien con Hiana. La verdad que no sabía muy bien por qué Verónica había solicitado que las cosas se hicieran de esa manera… pero hoy era el día final para las medias verdades.
– Jean todo va salir bien… Hiana es una chica dulce y va a comprender. – El asintió y sonrío de la mejor manera que pudo. Aunque sabía que la preocupación era compartida por ambos.
* * *
– ¿Qué vamos a hacer hoy? – Hiana parecía más que interesada en la casa que tenía frente a sí. Sin embargo, las manos temblando eran muestra de los nervios.
– Vamos a ayudar a los hermanos a preparar ciertas habitaciones, luego un almuerzo y tal vez una visita a alguna tienda en la tarde. Aunque creo que esa parte me la voy a perder, como sabes tenemos ciertas cosas que arreglar en el Santuario. – Verónica nunca se había sentido incomoda visitando a los futuros padres, pero algo dentro de ella deseaba correr y ser libre, algo que la apretaba desde adentro y los nervios de Hiana hacían que la sensación se intensificara.
– La verdad es que me gustan para papas de mi bebe, pero… bueno no sé, creo que todos esconden algo… incluso tu Verónica. – La intuición de la niña no estaba lejos, y algo le decía a Verónica que era gracias a esto que ella había podido sobrevivir aun creyendo que es lo mejor.
– Hiana… Sabes que cada uno de nosotros te quiere con locura y esperamos que todo salga bien. Tenemos miedo de cometer errores, creo que ya sabes lo de Cristopher. Eso nos ha colocado en una situación en la que tememos estar cometiendo errores con nuestros chicos, pero en tu caso… la mitad del camino ya ha sido recorrido. Conocías a Jean y te parecía un escritor bueno. Ahora conoces al ser humano y creo que pueden crecer todos juntos. Necesito que hoy tengas fe en las personas que te queremos. No va a ser malo y la última decisión la tomarás tú. Por otra parte, lo mejor de ser humano es que nunca tenemos que mostrar todo lo que somos en la vida, siempre tendremos mascaras para esconder nuestros miedos, dolores… no quiere decir que mentimos o hacemos daño. Significa que vivimos en un eterno teatro y hasta que no estamos completamente seguros de que no seremos golpeados por aquellos que nos rodean, seguimos el papel que nos permite estar más cómodos bajo nuestra piel. – Verónica vio como la joven aún no comprendía, pero acarició su barriga y ambas observaron como él bebe correspondía, moviéndose. Ninguna pudo evitar una sonrisa, era tal vez el deseo de pensar que el chiquillo estaba de acuerdo con lo que sucedía fuera de su micro mundo.
– Ok, pero la verdad es que… bueno… me gustaría ver la biblioteca de Jean.
– Ha… si la niña a llegado con intenciones ocultas.
Vamos a ver que han hecho… esta mañana parecía como que en ese paraíso había problemas.– Verónica saludo a los hermanos que estaban en la puerta esperando por ellas.
– ¿Té o café…? Tenemos galletas si gustan. – Iliana las miraba preocupada, pero la sonrisa de Jean era otra cosa, hablaba de paz y que todo estaba en su lugar.
– Creo que té será lo mejor mientras charlamos.– Hiana miraba a los hermanos mientras hablaba, ya era hora de saber que se traían entre manos.
– ¡Perfecto!– Jean asintió a Hiana y los demás quedaron fuera de la comunicación no verbal. Era la primera vez que Verónica era testigo de un intercambio parecido fuera de la pareja de hermanos. – ¿Algo con lo que desees comenzar? – Jean se movió detrás de Iliana dejando espacio a las recién llegadas.
– Sí, me gustaría saber cuál es el gran secreto.
– Creo que ya lo sospechas Hiana, creo que a los cuatro nos conviene convertirnos en una familia. Iliana, Verónica y yo estamos deseosos a que pases a ser parte de la familia junto a tu bebe. – Jean parecía sonreír con picardía. Hiana había cruzado los brazos y los miraba a todos, las mujeres tenían cara de susto. Ninguna habían planificado soltar la bomba de esa manera, mucho menos que fuera Jean quien abriera la conversación. Por primera vez vio el problema que podía ser Jean cuando estaba decidido a algo.
– No niego que podría ser un sueño hecho realidad, pero la verdad no soy lo que una familia desearía… bueno… ya saben lo de mi enfermedad y bueno…– Verónica se acercó a la joven y la abrazó al ver que le faltaban las palabras.
– No es que esto se va a dar hoy, sabes muy bien que el proceso con nosotros es lento y seguro. Lo que queremos saber es que te parece convertir esta pequeña
familia en una un poco más grande. La decisión final la vas a tomar tú.
– ¿Tengo tiempo?– Hiana miró su vientre hinchado y con los ojos llenos de lágrimas miró a Jean. Este se acercó con suavidad, evitando asustarla. Con una rodilla en el suelo sonrío con dulzura y acaricio el rostro de la niña.
– Todo el tiempo del mundo pequeña… Tu hijo será nuestro hijo… pero no dejando tus brazos vacíos. No queremos ser otra herida en tu corazón. – Verónica comprendió que la niña amaba a ese bebe y como Jean decía, el darlo en adopción la hubiera herido nuevamente. Dio gracias a su abuela y al cielo, por la creación del Santuario, aunque solo fuera por lo que ella había podido hacer hasta ese día.
– Gracias Iliana y Jean, prometo que lo voy a pensar bien.– La pequeña mano nunca dejo el vientre con vida, pero la sonrisa fue mucho más deslumbrante de lo que todos podían haber esperado. – Con la mirada los hermanos le dieron las gracias a Verónica y esta asintió comprendiendo el miedo que todos habían sentido. Solo pedía un poco más de tiempo. – Bueno me gustaría pedir algo…
– ¿Ver tu habitación…?
– ¿Ver la habitación del bebe…?
– ¿Chicos... de verdad? Es fanática de Jean… dónde creen que desea estar….
– ¿La biblioteca…? Oh Dios… esto sí que será
¡DOLOROSO!– Iliana lo dijo con cara de susto y con mirada picara. A lo que Jean sólo se sonrojo y se encogió de hombres. En un silencio cargado todas las
mujeres lo siguieron por la casa. Verónica sabía que esa habitación la habían añadido después de la compra, los hermanos siempre habían ido a trabajar con el jardín y los compañeros del Santuario los habían acompañados en más de una ocasión. Pero nadie había entrado a esa área, ya que al inicio había estado bajo construcción y luego se había convertido en algo así como un santuario para Jean que nunca decía nada. Así que al visitarlos,
¿Quién iba a preguntar o pedir una visita al lugar? Nadie se había atrevido… hasta ese instante. Hiana parecía una niña el día de Navidad y la verdad que la emoción era contagiosa. Verónica se tuvo que sostener de una pared ya que perdió el enfoque visual por unos segundos. Algo extraño, ya que todo había perdido el color… lo que estuviera dentro de ella quería saber el secreto de esa habitación también y no por primera vez Verónica se estremeció ante las posibilidades. Mierda, se le estaba acabando en el tiempo.
– ¿Todo bien Verónica? – al intentar contestar la mencionada libero un gruñido y los hermanos dieron un paso atrás llevando a Hiana con ellos. Ninguno de los tres olía a miedo, pero si a confusión… ¿Cómo sabía eso?
– Algo confundida… ¿seguimos? – La sonrisa se posó en sus labios al ver como los hermanos colocaban a Hiana frente a ellos y la guiaban por el pasillo de cristal que separaba esa nueva habitación del resto de la casa. El efecto era fabuloso, la naturaleza… las flores, todo a la palma de la mano. Tanto así que el pasillo tenía una puerta que daba al patio. En verdad que el trabajo había sido exquisito. Verónica escuchó un gemido en la
habitación y supo que había sido la joven. Al asomar la cabeza por la puerta no pudo evitar una carcajada, Jean estaba completamente sonrojado y Hiana lloraba sonriendo, en un lateral de la habitación hexagonal, había un escritorio blanco con un tope de cristal, había varias cajas de libros sin abrir y todas tenían el nombre de Hiana. Ya sabía porque el pandemonio en la habitación… esta había sido diseñada para un hombre obsesionado con libros y éste había hecho una adición para una niña obsesionada con libros. ¡Realmente espectacular!
– Exquisito… ¿esta era la lucha de esta mañana?
– Sí, intenta acomodar una biblioteca de cientos de libros, junto a cientos de libros comprados ante el deseo de compartir algo sin pensar en el espacio.
– ¿Nadie pensó en una biblioteca digital… caben mejor? – La mirada que le lanzaron los tres, ante su sugerencia le provocó a Verónica escalofríos. Había sido una blasfemia, lo sabía todo… pero la verdad a ella le encantaba su biblioteca digital con más de tres mil títulos… sin tiempo para leerlos y en la palma de la mano. Ahora que lo pensaba tenía que devolver todos los libros que había pedido presado con temas de lobos.
Capítulo 9
Verónica se balanceaba cómodamente en el columpio de su casa, aún sonreía recordando la tarde maravillosa que había pasado. La verdad es que la discusión de donde iba qué libro u otro había aliviado la aprensión de lo que le esperaba esa noche. Por último habían decidido que en ese momento no habría problema con el espacio pero con el tiempo no era seguro que ese fuera suficiente así que la opción era un segundo piso para ese gran espacio, unos anaqueles haciendo habitaciones más pequeñas, entre otras mil opciones. En ese momento ella se había rendido, los había enviado a todos al manicomio y había salido como bala de la habitación.
La verdad que su gran familia era un grupo de locos, todos juntos y lo malo es que a ella le había tocado ser Sid, la cosa chiclosa y pegajosa que los había mantenido juntos en nombre de la obra que había iniciado su abuela. Merda… merda… estaba jodida con tantas cosas. Esa noche no podía terminar en lo peor, pero sabía que lo que se movía dentro de ella era fuerte y luchaba por hacerse sentir. Con una sonrisa ladeada vio la llave sobre la mesa del patio. Esa llave esperaba poderla recoger durante la mañana… pero si no… bueno lo que sería, sería sin dudas.
El sonido de unas voces discutiendo y la puerta de un auto cerrándose la saco de sus pensamientos pesimistas. A esas horas quién diablos sería, la voz de mujer no tardó mucho en identificarse, Luz estaba de visita a una buena hora y no estaba sola.
– Armatos me importa un carajo lo que quieres que haga a estas horas. Tengo que hablar con Verónica y eso tiene precedente.– La mujer marcho hasta la puerta de su apartamento y se detuvo al verla. Con la mano en el pecho, la cara de pena y los ojos abiertos le informo a Verónica que ella no era la misma de esa mañana.
– Diablos… no has comido…. Derek te dijo que tenías que comer cada tres horas.– Armatos se olvidó de Luz y se movió a entregar a Verónica una gran bolsa con hamburguesas… el olor le parecía rancio… no era la carne jugosa que deseaba… pero tenía que valer. – Come… no quieres hacer algo con lo que no podrás vivir mañana. De sus labios solo escapo un gruñido a lo que Armatos contesto riéndose, pero aún con la risa ladeo el cuello mostrando que ella era la dominante.
Derek no estaba lejos y tenía su propia bolsa de hamburguesas en la mano derecha mientras con la otra se colocaba una entera en la boca.
– ¿Armatos…? Esa es la llave de la caja fuerte de Verónica… ¿Qué carajos está pasando y por qué no han dicho mierda de esto? Ella nunca ha cambiado de forma… ¿por qué está pasando hoy?– Verónica no podía creer lo que Luz había dicho… era cierto que nunca lo había hecho, y si no hubiera sido por esa mordida semanas atrás, esa noche tampoco hubiera sido diferente.
– ¿Cómo?– Derek bajo la mirada en cuanto todos lo escucharon preguntar.
– Eso no es importante… es una historia para otro día… los ojos de la loba están fuera… cuantas veces ha cambiado.
– Hoy va a ser la primera vez…
– ¿Qué quieres decir con eso Armatos? No es posible…
– Lo sé, pero ahora es importante que coma… luego hablamos.– Luz asintió y sonrió al ver que Verónica cuidaba de su bolsa de hamburguesas como si alguien quisiera quitársela. Si no fuera por los años que habían pasado juntas, Luz hubiera salido corriendo en dirección contraria. Sabía que el humor de un lobo podía ser peligroso. Más aún en su primer cambio.
– Hay niña… regresar a la adolescencia no será nada divertido para ti… pero nosotros estaremos para reírnos un rato.– la única respuesta fue una mirada de susto en Verónica y un gruñido como respuesta, diablos. La mujer estaba allí, pero muy detrás de la loba.
– Luz, yo que tu ni intentaría morderla, juro que puede morder ella más fuerte.– Aun con los ojos llenos de temor, ambos intentaron sonreír. La tensión cargo el silencio posterior, pero nadie se atrevía a romperlo.
Verónica estaba extrañada, se encontraba en una habitación oscura, sabía que era una metáfora, pero no había otra forma de explicar lo que veía, en una única ventana podía ver el rostro de Luz y Armatos, ambos preocupados y se podía notar la tensión en los hombros. Entre las sombras de esa habitación, podía sentir movimiento, pero nada claro. Deseó que hubiera luz,
pero sus deseos en ese lugar no tenían espacio. Como podía su mente ser una cárcel, como podía ella desear algo y no logarlo en ese espacio, era frustrante.
No sé lo que eres, pero esta es mi mente, es mi cuerpo y si hay que compartirlo bien… pero… Un gruñido detuvo sus pensamientos, era un algo grave y ronco, pero no bajo. Un grupo de imágenes en blanco y negro golpearon su mente, vio con desesperación como la imagen del ventanal cambiaba, de color a blanco y negro… el movimiento rápido de las mismas le producía ganas de vomitar las hamburguesas. En el ventanal vio como Armatos halaba del brazo a Luz, que había intentado acercarse, pero no podía escuchar que estaban diciendo. Los gruñidos eran muchos… feroces, vio como un
¿perro?... no un lobo se arrastraba donde ella… el grupo de imágenes que siguieron eran como defenderse si este la atacaba, como moverse, donde morder…
No… ese no es un perro… ese es Derek, es nuestro. Es manada, es hogar… POR FAVOR NO LO LASTIMES… Silencio, algo más… un gemido, aun
aullido… la imagen cambio y ahora se movía por entre los árboles, saltaba veía y no podía creer la velocidad… quería detenerse, pero… no podía regresar. Dolor, tanto dolor… su cuerpo no era suyo y no podía hacer nada por detener el dolor. Tanta soledad, allí no había nada… no podía ser parte de algo… Derek se había quedado atrás. La luna en lo alto llamó su atención y un aullido desesperado escapo de su boca.
Armatos no podía creer lo que había visto, la forma híbrida de Verónica no tenía explicación. Estaba atrapada, su boca y nariz se habían alargado, las piernas y brazos habían sido extendidos y el cuerpo en general
había sido cubierto por un pelaje rojizo que brillaba bajo las luces. El deseo de atacar a Luz, a Armatos y a Derek había estado presente en cada uno de los movimientos de la loba, si es que se le podía decir de esa manera. No entendía por qué estaba en ese lugar y más aún por qué no corría en cuatro patas…, por qué… se negaba a colocar el hocico en el suelo, había un aroma que la llamaba. Quería estar con él… era la razón por la que ahora corría…
Dios, espero que no mates a nadie, por favor… no lastimes a nadie. Susurró Verónica al tener que aceptar que no podría controlar su cuerpo. Ambas miraron a la luna y Verónica por primera vez sintió que su cuerpo se partía por la mitad. Su cabeza le dolía, podía ver el suelo a su alrededor, allí en esa habitación podía ver como su cuerpo se convulsaba sin control alguno, era surreal, aun cuando veía que sucedía a su alrededor, sabía lo que sentía su cuerpo al mismo tiempo entendía que el dolor que explotaba en cada terminal nerviosa era real.
– ¡¡¡VERÓNICA … POR FAVOR… DEJA QUE
ELLA SALGA… DEJALA LIBRE!!!– Armatos había llegado seguido de la caballería y se había recostado al lado de su cuerpo como si lo que estuviera allí fuera ella, no el monstruo que realmente era. Si el supiera todo el daño que la loba había querido para Derek, no la hubiera seguido. – ¡VERÓNICA! Tienes que confiar en ella, estas sangrando por todos lados mi amor. Debes dejar que la loba tome el control, es la única forma en que ambas van a poder sobrevivir.
¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO!... ME
NIEGO…ARMATOSS VA A MATARLOS… ELLA
LOS QUIERE MUERTOS, DESTROZADOS… un
aullido rompió la lucha de ambas, era un llamado de un lobo y en éste se podía escuchar la soledad, se escuchaba el miedo e incluso se podía entender la desesperación. Estaba tan solo… tenían que ir donde él… tenían que llegar donde él… ambas estaban de acuerdo, nada, ni nadie debía estar tan solo….
– ¡QUE HERMOSA! – el grito de Luz rompió con el pensamiento… Verónica se encontró a cuatro patas… pero era ella… algo más la acompañaba pero no era un ente aparte.
– Sí…pero cabronamente grande.– ella miró a su alrededor llegaba al pecho de Armatos y al mirar al lado Derek llegaba a la mitad de su cuerpo. Diablos… – Verónica no sé qué pasó, pero me alegra mucho el verte bien y completa. ¿Deseas correr? ¿Te esperamos en el apartamento?– Con un movimiento leve de la cabeza asintió como contestación. No tenía idea de que había sucedido, pero sí que deseaba encontrar al lobo que libero el aullido. El sonido le rompía el corazón, hablaba de soledad, de abandono y por raro que fuese de esperanza. Antes de darse cuenta, había cambiado a su forma humana para poder contestar las preguntas, lo que provoco un gemido en todos los presentes…
– ¿Y ahora que hice para que pongan esa cara?– Armatos negó con la cabeza y sonrío buscando con la mirada cualquiera cosa que no fuera el cuerpo desnudo de Verónica.
– Ok, se supone que si no mal entiendo no puedas cambiar a tu forma humana hasta que termine la noche
de luna llena. El hecho de que lo hagas significa que eres mucho más fuerte de lo que en un inicio pensamos.
– ¡Merda! Ok, vamos paso a paso… hoy a correr… tengo… bueno tengo que buscar al otro lobo que nos llamó.– Verónica miró a Derek y este se lanzó al suelo y mostro la barriga. – Gracias Derek… me alegro que mi loba no te destrozará.
El gemido colectivo fue seguido de los sonidos del cuerpo de Verónica cambiando de forma, antes de que alguien pudiera decir que había pasado la hermosa loba con pelaje blanco y negro salía disparada adentrándose a la carrera en el bosque. Un aullido provoco un escalofrío colectivo entre todos los presentes y Derek no tardo en seguir a su alfa en la carrera. La noche estaba decidida. Luz y Armatos se miraron en silencio buscando palabras para explicar que estaba sucediendo.
– Ok Chiquillo, es hora que me expliques que carajo pasó. Se supone que los lobos no se hacen, nacen.
– Cierto, pero en este caso solo podemos especular. Alguna vez escuchaste sobre la leyenda de los Laycans.
– No, más lo poco que sé de los lobos me parece demasiado. Ese mundo es lo suficientemente violento como para que yo no deseará más información cuando era joven. Ya de adulta no he vuelto a tener contacto…
– De seguro hay una historia cabrona que contar con todo eso.
– Nada que desee compartir en este momento de mi vida, la verdad, espero nunca tener que compartirla.– El susurro de Luz fue terminante, no había nada que compartir, por lo menos no con él.
¡CORRER MÁS RÁPIDO! Tenemos que llegar a donde él se encuentra… tenemos que encontrarlo. Está lejos… muy lejos… correr más rápido… Verónica encontraba la desesperación de la loba fascinante y al mismo tiempo le asustaba ya que era parte de sí misma. Quería saber cómo era el lobo que había llamado su atención con un aullido. El dolor en su pecho, le decía que era importante, la loba reaccionó a un ruido a sus espaldas y estuvo a punto de atacar, pero Verónica pudo detenerla, recordándole que Derek estaba siguiéndola… ¡Bien!
Hablando de tensión. Derek era lo suficientemente rápido como para estar a la par, pero parecía tener problemas con su nivel de resistencia.
Eso se tenía que cambiar, ellos debían proteger a los miembros débiles de la manada. Verónica se preguntó a que se debía el pensamiento y más aún por qué los pensamientos estaban llegando más claros, era como si las ideas fueran propias y no de la loba. Una, ok tenemos una misión proteger la manada, pero quienes son la manada, el único lobo era Derek. Todos… con esta palabra una gran cantidad de imágenes llegaron a Verónica, estaba Armatos en el bosque junto a Luz, estaba Hiana, los gemelos, estaban los niños y los hogares, incluso estaba Jackie con Rey. ¡MERDA! la loba había estado estudiándola a ella mientras Verónica de forma consiente hacía lo mismo. Está bien, no le quedaba otra que admitir que eran una. Ahora que iban a hacer con Derek… el lobo en la distancia era importante, pero a su vez el chico, era un riesgo para la manada, así que…
¿si la manada no estaba fuerte como podrían protegerla? Eso detuvo la carrera de la loba que se sentó a observar al pequeño lobo que la seguía. Lo vio tirarse al suelo y
mostrar el cuello y la barriga, ¿era una forma de demostrar que era sumiso o algo más?
Cuando ella se acercó para saludarlo, la tensión en el cuerpo se intensifico, Verónica le recordó a la loba que Derek había sido maltratado desde pequeño, así que tenía miedo. La loba asintió… “Pequeño omega…” Derek gimió mirándola asustado. “Derek” la voz de ambas lo obligo a mirarla. Verónica notó que la loba compartía bien y que la línea entre ambas se difuminada, ambas querían lo mismo ayudar al lobo que temblaba.
“Derek… quiero que estés bien… tienes que estar bien. Eres omega, guardián y protector… tu manada te necesita, nosotras te necesitamos.”
“¿Por qué las puedo escuchar?” esa era una buena pregunta y Verónica se quedó esperando por la repuesta. “Soy Alfa, tu Omega… estamos para proteger a la manada uno al lado del otro. Nuestros Betas y Gamas ya han de llegar, pero mientras tendremos que ser suficiente como para proteger a todos los nuestros.” Eso lo explicaba, la loba acaricio el cuello de Derek y mordisqueo su oreja, este gimió asustado pero ella no se rindió… la loba puso el hocico en el suelo y movió la cola como un cachorro juguetón. El lobo que era Derek, la miró con atención pero sin moverse. La vio lanzarse por él sin moverse, aún tenso pero ella le lamió el hocico… “¡Atrápame!”
– ¿Qué haces? No ves que está cansado…– Verónica gritó en ese lugar en el que podía ver escuchar y sentir, esperando que le contestara la loba…
“Solo aprenderá su lugar, cuando descubra que está bien ser quien es. Eso solo puedo enseñárselo jugando…” a Verónica le preocupo que la loba no sonara tan segura, pero la
verdad de manadas y lobos, ella no sabía más que lo que había encontrado por internet. La verdad aparte del dolor inicial, nada había sido tan atroz como lo pintaban las historias, esa sed por sangre y el deseo por destruir todo nunca había llegado. “Soy lo que eres, un monstruo solo puede crear un monstruo…” La loba parecía reír mientras le explicaba… ¿explicaba? – Puedes hablar, al inicio todo eran imágenes, ahora es conversación.
“Así como tú hablas, yo hablo… solo tarde un poco en estudiar tu conducta y recuerdos. Entre más… miedo sentías… menos yo podía comunicarme. Ahora poco a poco aprenderé de ti sobre este mundo.
– ¿Todos los lobos tienen una voz propia?
“Para nada. Tu eres especial… igual que el pequeño que intenta atraparnos por sorpresa.” Verónica dio las gracias por el aviso, Derek no había sido tan silencioso y aun cuando la loba había estado con su atención dividida, esta lo había sentido moverse contra el viento, intentando emboscarlas. Sabía que si la loba pudiese reírse con carcajadas, esta se escucharía a través de la noche. Esta le mostró a Verónica como se debía mover y como se estaría moviendo para que Derek la atrapara. Era como ver un juego de ajedrez, la diferencia es que la loba quería perder, lo que la llevaría a ganar con Derek. Cuando Derek la atrapó Verónica lo sintió tensarse, ya que parecía no haber pensado que ella se dejaría atrapar. Ella rodo con él y le mordió con suavidad la oreja. “Debes usar mejor tus orejas pequeño…” – ¿Es normal estos juegos? – Verónica vio que Derek la miraba con duda, como si hubiera sido capaz de escuchar la pregunta. “Si Verónica, es normal… y por lo que se puede observar él no los ha jugado en su vida. Es la única forma en que un lobo puede
aprender a sobrevivir, jugando entre los más pequeños y con los adultos de la manada.”
– Ok, esto es raro… tu eres yo y yo soy tu, pero tú me llamas Verónica como si fueras un ente aparte.
“Será confuso al inicio, más porque solo tú y Derek me pueden escuchar, mientras yo soy parte de ti… mi ser… es… no sé cómo explicarlo realmente. No hay información suficiente… pero la verdad estoy para cuidar de ti y los nuestros. ¿Eso es suficiente?
– Más que suficiente por ahora… podrían jugar más. Creo que ambos lo necesitamos y ya no escucho al otro lobo.– Verónica había estado pendiente a ver si podía localizar de donde salían los lamentos lobunos, pero la verdad había pasado buena parte de la noche en la carrera. Verónica cerró los ojos y se dejó llevar por la loba, en un intento de disfrutar del viaje y el juego con Derek.
Capítulo 10
El sol brillaba justo en su cara, no sabía cómo se las había arreglado para quedar justo donde el sol brillaba con mayor fuerza en una habitación medio en sombras. Intento estirarse, cuando un movimiento en su vientre la detuvo. No tuvo más que sonreír, aún con miedo y tristeza, el sentir esa mano o pie moviéndose dentro de su cuerpo aún la dejaba asombrada. Lo que no entendía era el sueño, siempre estaba cansada, lo único que deseaba era comer y dormir todo el tiempo. Escuchó con cuidado a ver si alguien más se había despertado, pero las gruesas paredes de la casa no permitían que el sonido viajara tan bien como en los pequeños apartamentos en los que había vivido en el pasado.
Un escalofrío recorrió su espalda al pensar en el
pasado y en las personas que había conocido. Al sentirse bombardeada por esas imágenes, la imagen de Verónica llegó a espantar las pesadillas del pasado y eso la hizo reír casi a carcajadas, Verónica con su sonrisa tierna y mirada clara, con un cuerpo lleno de curvas era una visión rara en contra de los demonios que poblaban sus recuerdos. La pregunta era, ¿en qué momento Verónica se había convertido en el cuco de las pesadillas? Con esa pregunta en ella, Hiana lanzó las frazadas a un lado de una patada y abrió la puerta para correr al baño. La vejiga gritaba por liberación y los residentes de la casa
gritaban por otras cosas; cómo, la pelota de tenis, la raqueta, el desayuno o alguna prenda de ropa. Los que la vieron moverse al baño se salieron de su camino, pero no con miedo, sino con una sonrisa cómplice que explicaba que cada uno de ellos sabía que las necesidades sociales pasaban al segundo plano ante las necesidades fisiológicas.
– ¿Jey Hiana vas a ir a caminar hoy?– Elena le preguntó cuándo ya estaba cerca del cuarto de baño.
– Sí, después del desayuno voy a caminar un poco con Jack.– Hiana se despidió con rapidez, era la primera vez que Elena le decía algo. La vio sonreír y alejarse por el pasillo, cuando su vejiga le informó de forma dolorosa que había prisa para llegar al baño. Esas carreras no las extrañaría para nada cuando terminaran los nueve meses.
* * *
– ¿Hiana como están tus pies? – Luz preguntó al verla ponerse unas sandalias donde los dedos parecían salchichas voladoras. Parecía que la joven estaba reteniendo líquido, tal vez por el sodio. Era muy temprano para saberlo, pero una visita a la oficina de la doctora no vendría nada mal para descartar.
– Hinchados, pero no me duelen.– dijo Hiana apretando una parte de sus tobillos que se quedó hundida unos segundos. – Los veo menos hinchados que ayer, voy a caminar con Jackie después del desayuno, cosa de poder regresar temprano, voy con Iliana de compras.
– ¿Cosas para él bebe?
– No, vamos por cosas para mi pequeña oficina… le dije que no debía ser nada estrambótico pero ninguno de los dos me escuchan. La verdad no sé si deseo ser una escritora, pero están felices por que pueda compartir el espacio…– Ante esas palabras se encogió de hombros y se sirvió un poco de las comidas que quedaban del desayuno, más frutas que otra cosa. Sabía que debía cuidar del sodio y las azucares. Puso gran parte en una de las bolsas que tenía para ir de paseo y se movió de forma torpe hasta la gran mesa del comedor. Saludo a varios de los jóvenes que estaban allí, no pudo más que sonreír ante la reacción de las jóvenes al ver a Jack entrar y buscarla con la mirada. Dos o tres de ellas incluso la miraron mal al ver la sonrisa deslumbrante que éste le dirigía.
– Lista para el paseo de hoy…
– ¿Estás seguro que es buena idea?
– Claro que sí, él dijo que no había problema.– Jackie se refería al hombre que lo cuidaba desde que era un niño, lo más importante era que muy pocos lo habían visto y podían describirlo. Por otra parte sabía que por lo que decía Verónica y los gemelos, este debía ser resguardado como un secreto. Jackie incluso sonreía cada vez que hablaba de él, lo cual era muy extraño, pero… precioso.
– Ok, déjame llevar esto a la cocina y nos vamos. – En el proceso no tardo mucho pero al regresar Jackie había sido rodeado por varias de las compañeras de casa y Elena lo tenía agarrado del brazo. Agarre del que se
soltó al verla entrar y dirigirse a donde le esperaba. Ambos se despidieron de todos, saliendo de forma rápida del lugar en un intento de no ser seguidos.
Fuera el sol brillaba con intensidad, pero el viento frío parecía jugar con ellos. En realidad no les permitía sentir calor, estaba segura que no era un día diferente a los que pasaba con los gemelos, Luz o con Verónica, pero Jackie siempre traía consigo esa brisa fría que jugaba con su cabello como… si fuera mágico. El sonido de un auto frenando de cantazo cerca de ellos sacó a Hiana de sus pensamientos, cuando la persona se bajó del coche ella sintió que un escalofrío la golpeaba.
– Hiana… al fin te veo. Se suponía que me llamaras cuando estuvieras bien para moverte a tu nuevo hogar.
– Jackie la tomo de la mano cuando vio que el hombre intento agarrarla.
– Señor Avilés… ya el proceso de adopción se ha iniciado en el Santuario. Antes de que mi bebe nazca estaré en el nuevo hogar.
– Eso es imposible, ya que tu padre tiene que dar su permiso y a éste no se lo han solicitado.
– ¿Qué? ¿Mi padre…?
– Sí, sin la firma de él no pueden darte en adopción.– Hiana no sabía que pensar, ella quería estar con los gemelos. Nunca pensó que su padre pudiera saber que ella existía, nunca había estado a su lado. Ella miró con dolor en los ojos a Jackie y solo pudo negar con la cabeza antes de salir corriendo en dirección a la casa. Era algo salvaje la carrera y sentía que la barriga
quería saltar fuera de su cuerpo. Pero no podía, su bebe aún no podía salir, y ella no quería lo que vivió para su bebe… no podía permitirlo.
Luz intento detenerla al llegar, pero ella no quería que la consolaran, que le dijeran que harían todo lo posible, para al final tener los mismos resultados… sus manos vacías y el corazón herido… en esta ocasión su hijo estaría en medio de esa pesadilla. ¡NO! Eso no pasaría… eso no podía pasar.
* * *
La llamada despertó a Verónica de un dulce sueño. Aun podía verse como loba corriendo por el bosque con Derek, igual podía recordar con lujo de detalles cada carrera… cada sonido. Tomó su teléfono y el gruñido de una persona en la cama la congelo en su lugar. Derek y Armatos se encontraban en la cama, mientras uno aún no podía despertar bien, Armatos la miraba con cara de susto.
– Ok, esto está súper raro… la verdad no quiero hablar de por qué estamos todos desnudos en mi cama… Luz dime…
– No voy a preguntar tampoco y la próxima no contestes antes de estar lista. No quiero ver caras de espanto ante las ideas atroces que esos comentarios podrían despertar en varios curiosos. Ahora lo importante… hay problemas con Hiana, está encerrada en su habitación y regreso llorando. El señor Avilés esta fuera de la casa pidiendo hablar con ella.
– Voy de camino… Derek despierta hoy vamos de casería como humanos.– El gruñido de Verónica no
tenía nada de humano, pero fue suficiente como para que Derek despertara y buscara a su alrededor al enemigo. Armatos que había salido de la habitación, regreso con una taza de café para cada uno, pero sin nada de ropa. Siempre había sido un exhibicionista, pero en ese momento la imagen trajo una sonrisa en sus labios, así que asintió acepto la taza y agradeció mentalmente por las cafeteras programables.
El viaje fue hecho en una neblina mental absoluta, todas las posibilidades pasaban por su mente intentando explicar la razón por la que Hiana podía haber terminado llorando, ninguna posibilidad dejaba en buen lugar al señor Avilés. Al llegar a la casa el miedo se apoderó de su pecho, la niña estaba llorando trepada en el borde del alero del ático. ¿Cómo diablos había logrado trepar hasta allí?
– Derek te quiero en la ventana bajo Hiana. Armatos llama a la ginecóloga y prepárate para llevarla al hospital.– con esas palabras Verónica se volteó y hecho a correr hacía la casona esperando poder llegar a la joven antes de que esta saltara. No podía perderla, no podía perder a otro de sus niños. Estoy de acuerdo… permíteme ayudar… Verónica asintió a su loba interior y ambas se movieron sobre la velocidad de lo que era posible para un humano. Al llegar la imagen que tenía frente a ella, le dejo fría y sin aire, lo que no había logrado hacer la carrera. Luz e Hiana parecían congeladas en el tiempo… qué carajos… magia fay, el hombre del bosque y… ambas tocaron con cuidado a
Hiana. Esta pareció despertar asustada perdiendo el precario balance. Verónica la vio caer y con horror en la mirada las garras la atraparon. La mirada de miedo de Hiana estaba dirigida al rostro que Verónica sabía estaba deformado por el cambio lobuno al que se enfrentaba por tantas emociones.
Un suspiro escapó de sus labios al ver a Derek bajo la ventana con una sonrisa en los labios. Habían logrado salvar a la niña, entre ambas la dejaron suavemente bajar a los brazos de él que la esperaba. Verónica miró al patio donde el Hombre del Bosque tenía las manos en los hombros de un Jackie que mantenía los ojos cerrados.
– Aún tienes un poco de tiempo de cambiar…– Susurró él al viento, el sonido aún cundo había sido desde lejos no dejaba de estar claro en su oído. Ella asintió sin preguntar cómo lo escuchaba, sin él estar gritando esas preguntas serían para otro día. Jackie parecía sonreír en la situación que se encontraba con los ojos cerrados y eso era suficiente. Verónica lanzó una mirada a las montañas pensando en el lobo que le había dado ese… regalo que hoy le había permitido salvar a una de sus niñas. El ruido en la casa la sacó de sus pensamientos y en el suelo había un hombre de rodillas mirando la casa mientras lloraba.
La voz de Luz y Hiana llegaban a sus oídos, la niña
parecía asustada de lo que había sucedido mientras intentan llevarla al hospital.
– No quiero salir… el señor Avilés vino a buscarme, no me quiero ir con él…
– No te vas a ir con él corazón. Vamos a la doctora a checarte.– la rabia de Verónica se vio detenida por la imagen de un hombre llorando con sus rodillas pegadas al suelo, con un gran dolor en su mirada que estaba perdida mirando el lugar dónde Hiana había estado trepada. Allí donde por un poco más la hubiesen perdido… Derek la acompaño mientras ella buscaba la razón para el dolor del hombre, Derek la miró con dudas y ella solo se encogió de hombros. El hombre no había estado mucho tiempo con Hiana, lo que hacía incomprensible el que estuviera llorando de forma desconsolada.
– No entiendo la situación… mucho menos el que
esté usted aquí señor Avilés.
– Sí lo sé… por lo que veo hubiese sido mejor no haber venido nunca. Pero…– Avilés vio como Hiana era montada en el auto de Luz y sacada con prisas del lugar. Pero él no hizo ningún movimiento para ir a hablar con ella. Sólo había in gran dolor en su rostro que era incongruente con la relación de un trabajador social normal con uno de sus encargos.
– Debemos saber la verdad de lo que está sucediendo, para ver cómo debemos proceder señor Avilés.– Verónica tenía una mirada asesina, pero su voz era controlada y lo que decía tenía lógica.
– Hiana es mi hija.– Verónica le lanzó una mirada a Derek y supo que él había entendido. Liberar al hombre y comenzar a investigar, esa era la orden. Él se alejó con prisas, mientras que ayudaban a Avilés a montarse en el
auto de Verónica y esta lo llevaba a las oficinas de Santuario de Amor. – Nunca podre ser parte de la vida de mi hija. ¿Verdad? – Verónica lo miró de reojo y tuvo que mantener un gruñido en la garganta. No sabía que pensar, a quien se le ocurría dejar a tu hija con un monstruo.
Al llegar a la oficina Verónica no saludo a nadie, solo gruñó a los que intentaron preguntar qué había sucedido. El nombre de Derek salió en un susurro, la contestación llegó en segundos pidiendo unos cinco minutos más. Nadie se dio cuenta de la conversación, lo que agradeció Verónica a su nueva situación física, como igual lo agradecía por el haber podido ayudar a Hiana. Si hubiera sido unos meses atrás, estaba segura que la hubiera perdido y la verdad no estaba lista para perder a otro de los niños de sus hogares.
– Ok, señor Avilés podrá imaginar que todo esto me parece extraño. Más aun, no estamos en el mejor humor para darle la oportunidad a nadie de que le haga daño a la joven. Sabemos que ha mejorado muchísimo después de haber sufrido a manos de quien debió cuidarle. El por qué usted reconociendo que posiblemente era su hija le dejo en ese lugar, esto aún me produce sentimientos encontrados.– Verónica lo vio asentir mientras.
– Tal vez deba saber que en mis años de universidad, conocí a la madre de Hiana. Tuvimos una relación única para mí. Siempre pensé que nunca tendría hijos, que nunca me casaría y que sería un solterón más en la vida. Mi familia es latina, así que mi forma de ser no era la
adecuada. La madre de Hiana, Dianabelle era una mujer espectacular, con pasiones fuertes y lo que decidía hacer suyo, lo era. Sin embargo, poco tiempo después de estar juntos ya estando listos para casarnos, se arrepintió, más desapareció de la faz de la tierra. Yo me conforme con seguir mis estudios en sicología buscando respuestas a mi diferencia, creo que debo informar que no siento pasión sexual como otros, no me considero gay, ni heterosexual hace más de nueve años logre aceptar que jamás sería el hombre que mis padres deseaban y que no tendría hijos para poder complacerles. El tener relaciones me parecía una pérdida de tiempo, así que lo hable con mi familia y estos decidieron cortar por lo sano pensando que soy gay. No me odian, pero por asuntos religiosos piensan que estar conmigo es como estar atados al diablo. Así que no fue hasta hace un año que no supe que había llegado una carta dirigida a mí, en la que me notificaban del nacimiento de Hiana, de que la había entregado a servicios sociales y que se quitaba la vida porque yo se la había fastidiado. – Una sonrisa amarga y lágrimas en los ojos eran la única emoción que se podía observar en el hombre. – No fue hasta encontrar a mi hija que no supe lo del diagnóstico de HIV, luego de esto me hice las pruebas y dieron negativo. Comencé con el proceso de hacer la prueba de paternidad a Hiana para sacarla de esa casa. La maldita papelería dentro de mi posición como trabajador social, no me permitía hacer el acercamiento sin repercusiones legales. Ya que había estado usando el sistema
precisamente para buscarla, de que le servía a ella que yo le dijera que era su padre si iba a terminar preso. Pues estaba buscando la manera de adoptarla, lo que no me fue permitido por no estar casado. ¡¡¡¡¡¿A QUIÉN SE LE OCURRE NEGARLE A UN HOMBRE SU HIJA SOLO POR SU MALDITA BURROCRACIA?!!!
Verónica sabía que él estaba diciendo la verdad, o por lo menos lo que él consideraba verdad, el olor de este era el de un hombre cargado de dolor, desesperación, pero no mentira. El grito de él, más que rabia, era frustración y ella conocía el sentimiento muy bien, tener las manos atadas en un sistema que no funcionaba según había sido establecido. El sonido de la puerta logró que ella se sobresaltara, ya que sus ideas estaban entre todos los dolores de cabeza que podía provocar ese podrido sistema donde los niños se habían convertido en números.
– Ok… Avilés… me puede explicar cómo terminó Hiana en ese hogar, por lo que sé usted le dijo que debía quedarse en la habitación porque nadie quería contagiarse con SIDA.
– Sí, no mi mejor momento, pero no tenía otra opción. Ya había recibido algunas indirectas sobre el hombre, pero no me dejaban sacar a los chicos sin pruebas del lugar. Esa fue la única manera en la que podía proteger a mi hija, dejándola encerrada en una maldita habitación hasta poder sacarla de un sistema que le importaba un pepino que un depravado sin record, estuviera viviendo en el mismo lugar. La mujer había pasado todas las pruebas necesarias, las visitas anteriores
siempre eran excelentes. No fue hasta que llegue a hacerme cargo del caso de Hiana, en él se comenzó a observar la discrepancia, nadie supuestamente se dio cuenta que los números no cuadraban, que las conductas en el lugar no eran las ideales para una familia de acogida. Pero el maldito papeleo… nuestros niños se pierden en un sistema injusto e inhumado. – Avilés pasaba del llanto a la rabia, lo que le decía a Verónica que el hombre estaba tal vez tan afectado por lo sucedido con Hiana, como lo estaba la joven. Merda… no otra vez.
– Ok, vamos a comenzar con hacer las pruebas de paternidad, deberá someterse a consejería y tratamiento psicológico de ser necesario. Ambos sabemos que los últimos meses no han sido fáciles para usted, es mejor tener el apoyo. Si desea hacer la diferencia con Hiana, deje que ella se acerque a usted, lo que hemos aprendido de la joven es más que interesante. No guarda rencor y tiene gran capacidad para amar. Solo hay que darle tiempo, por favor llame a este doctor, el conoce este tipo de casos, más aún es un egresado de nuestro programa. Podrá dialogar con él sobre las opciones que les ofrecemos a nuestros jóvenes y niños en un sistema diferente al que usted conoce. – Verónica le dio el número, éste lo tomo con esperanza en la mirada. No era mucho lo que se podía hacer, pero si el hombre estaba en lo cierto, no había duda que también había sido una víctima de un sistema creado por humanos, pero que destruía a los seres humanos.
Capítulo 11
Verónica observó a su alrededor, no podía creer que allí estuvieran reunidos nuevamente todos los que hacía unos meses habían estado confundidos, heridos por la pérdida de uno de sus niños. Hoy había una mirada seria en cada uno de ellos, todos tenían una misión. Ni un niño más en manos de adultos inescrupulosos. Algunos de ellos estaban haciendo contacto con centros de acogida de jóvenes a nivel nacional, en especial aquellos que parecían estar funcionando. Se estaba creando una red de comunicación entre aquellos que luchaban en un sistema defectuoso, no había duda que se harían cambios. ¿Salvarían a todos? Lo dudaba… pero haría el maldito intento, en especial por los niños en sombras, los que nadie conocía. En ese caso Derek estaba haciendo los contactos, pero mientras en el Santuario se debían hacer cambios. Miró poco a poco a todos sus hermanos del alma. Cada uno de ellos llegó allí de hogares disfuncionales, rechazados y recibidos en la mayoría de los casos por una vieja estrambótica conocidos por muchos como Nana, ella le decía abuela. Ahora era el momento de pedir su ayuda, de contar con su apoyo y no podía negar el miedo que le acechaba al ver su posible rechazo. ¿Cuántos años juntos…?
–Bien, ya hemos escuchado a Derek y a Armatos sobre los nuevos procedimientos. Sé que algunas cosas no podrán discutirse con muchas personas, pero estaremos haciendo lo posible por saltar las montañas que imposibilitan conocer correctamente a los futuros padres. – Verónica vio la sonrisa en algunas de las madres, todas las nuevas familias habían aceptado las visitas extras sin problema. – Bien la parte difícil viene ahora, se estará creando una nueva casa que abrirá en tres años, los niños que lleguen a este nuevo renglón, no serán como los demás niños. Aquí está mi familia, la que siempre ha estado en las buenas y en las malas. Esta casa es importante, ya que son niños que se parecen a Derek y a mí, por ello estaremos viviendo en ella.
– ¿Cómo es eso que los niños serán como ustedes
dos? – Verónica vio que Armatos abrazaba a un Derek pálido, este le asintió. Ese podía ser el final de la familia feliz, el final de su trabajo en el santuario. Todo lo que se necesitaba era miedo a lo que ahora era, para que le rechazarán.
– Hoy estaré compartiendo con ustedes, las madres del santuario, los abogados y médicos que hacen posible que todo este corriendo como lo este, una nueva realidad. Crecimos juntos en muchos casos, haciéndole la guerra a un mundo que no ofreció más que dolor. Gracias a cada uno de ustedes este Santuario, iniciado por su Nana, mi abuela ha crecido lo suficiente como para salvar a muchos más niños que antes. – Verónica trago profundo, no podía dejar de pensar en todo lo que
podía salir mal. En cómo podía perder a toda o a parte de su familia en unos minutos. – Sólo quiero que recuerden que los traigo a esta realidad, por qué en nuestras manos está el poder de salvar a niños que están siendo asesinados, madres y padres perseguidos por ser diferentes. – Algunas madres de los hogares brincaron, otros miraron sus manos mientras estas se volvían blancas al apretarlas, el amor por otros estaba en cada uno de ellos y la capacidad de reconocer que podían hacer la diferencia en muchas ocasiones los hacía sentir impotentes ante este tipo de verdades. Verónica tomó aire, no sabía cómo continuar con esas ideas, pero estaba segura que algo bueno tenía que salir de ese lugar donde todos habían dado lo mejor de sí. – Si consideran que no podemos quedarnos con ustedes, agradeceré nos den tiempo a Armatos, Derek y a mí para dejar todo el proyecto en sus manos.
– ¿QUÉ? – el grito fue de la mayoría, Luz se
había ofrecido a ir con ella, pero el hogar recién abierto la necesitaba, al igual que las familias que estaban bajo sus cuidados.
– Esto les parecerá apresurado, a mí también me lo parece. Pero la importancia de la creación de esta nueva casa es tan importante que merece la prisa. Voy a pedirles a todos que se muevan al lado derecho de la habitación para mostrarles algo. Que tal vez sea mejor explicación que este salto de ideas que estoy sufriendo.
– la mirada en algunos fue de que ya está loca, la perdimos. Otros asintieron pero no sabían que hacer.
Luz, Armatos y Derek le habían pedido que no fuera ella la que diera la demostración. Pero la tensión en el cuerpo de Derek, el miedo a ser rechazado le dejaba claro que esa había sido la mejor decisión. – Lo que les voy a mostrar puede asustarles, pero también explica parte de como logramos Derek y yo trabajar con el asunto de Hiana. – Se hizo un silencio grande y muchos sonrieron. Verónica sabía lo de las apuestas en el asunto, muchos de ellos estaban volviendo a Hiana loca con las preguntas. – Aja, por lo que veo eso si llamo su atención.
– No puedes negar que eso estuvo súper raro, Hiana no ha abierto la boca referente al asunto, Jackie no visita más que a Hiana en momentos donde los adultos no estamos y solo Ray habla con él sobre su caso. Mientras que tu solo sonríes, Armatos se ríe a carcajadas y Derek sale corriendo. – Eso de una de las madres de los hogares, era realmente poco ante las locas ideas que habían estado corriendo por el Santuario, la mayoría de ellas estaba segura eran culpa de Armatos.
– Bueno sí, lo sé pero el que la pudiera hacer volar como Superman por estar a su lado, en eso se pasaron. Me gustaría saber quién fue el gracioso. – Todos miraron a Armatos que volvió a soltar una carcajada, este sólo hizo un movimiento de sus brazos, colocándose como Superman. Estaba segura que al terminar con el día, lo mataría. Mientras tanto todos sonreían y ella comenzó a quitarse la ropa, ese día había ido en una bata de vestir, súper cómoda, cosa de no tomar mucho
tiempo quitándose la ropa. Lo que si le había subido el calor a las mejillas era la ausencia de ropa interior, pero Luz le había dicho que era la mejor opción y que nadie se daría cuenta hasta ese momento. Por otra parte, había estado cambiando de forma, tipo práctica, para poder hacerlo rápido. Esas tres semanas habían dejado un hueco enorme en su lacena y en su bolsillo, gracias a la cantidad asquerosa de comida que había estado ingiriendo. Las sonrisas comenzaron a desaparecer cuando la vieron completamente desnuda, ante el miedo de perderlos a todos, no pudo contener algunas lágrimas traicioneras, miró a Luz que sabía, ella asintió pidiéndole con la mirada que confiera en sus hermanas y hermanos. En ese instante cerró los ojos y dejo que la loba tomara el control, sabía que era menos de treinta y ocho segundos, pero los gemidos de horror no dejaban de provocar terror a ambas. Tus los conoces Verónica, por amarlos yo les amaré, pero se me hace difícil confiar en ellos mientras huelen a miedo. – Por favor míralos ninguno ha salido corriendo, déjalos verte, podrías descansar en el suelo para que ellos no piensen en tu gran tamaño. Estás pidiendo mucho niña…
Pero aun quejándose, la loba lo hizo, concluyendo el
gesto con poner la cabeza sobre sus patas delanteras. Ambas comenzaron a tratar de comprender la conversación, en este caso a Luz y a Armatos, que intentaban explicar a todos lo que había sucedido.
Después de varias horas, un par de bostezo de la loba y de Verónica, esta se encontraba en su forma humana rodeada de personas que guardaban silencio y la
miraban como si le hubiera salida una segunda cabeza. Lo que podría juzgarse como correcto, si pensaba en que la loba era parte de esa doble cabeza.
– No entiendo que está pasando, pero mientras los niños estén a salvo no tengo lío con… bueno con tu nueva forma. – Aurora la miraba aun pálida, pero con una sonrisa en los labios.
– Bueno eso también trae dos detalles más sobre la mesa.
– ¿¡AHORA QUÉ!? – Raymund gritó haciéndoles brincar a todo, lo que provoco un gruñido en Verónica.
– Bájale Ray, punto primero es que la loba es un Alfa, nada lejos de lo que es Verónica. Por otra parte considera a todos los miembros del Santuario parte de la manada, incluyendo a los niños. Lo cual los coloca en una situación ventajosa en lo de protección.
– Podré protegerlos un poco más, cuando termine con mi educación y comprenda lo que significa el tipo de olor que las personas ofrecen mientras están mintiendo o estresados. – Verónica sonrío ante la mirada de horror de algunos de sus hermanos del alma. El problema es que algunas de las madres comenzaron a oler sus camisas.
– Es sencillo crecer con el instinto, pero al ella ser creada tiene que aprender a confiar en lo que la loba le está diciendo a través de los sentidos.
– Como les dije un marco amplio para jugar… – Con eso miro a sus hermanos de crianza que habían palidecido ante esa realidad. Los demás se echaron a
reír, todos reconocían lo traviesos que habían sido en su crianza y más aún las mentiras, bromas pesadas, más aún la culpa ajena contra el que no estaba presente, que aún ostentaban.
– Ok… yo tengo una duda fuera de todo esto mágico… metafísico… bueno raro… ¿Los fondos para la nueva casa? En la reconstrucción de la casa nos volamos gran parte de la partida de entradas de este año. Comenzar una casa desde cero, es una idea prohibitiva dentro de esta economía. – Loída la miraba con ojos bien abiertos, intentando tal vez que Verónica no le gruñera.
– Se estará usando el dinero de mi madre. – Eso provocó otro grupo de gritos. Ese dinero había llegado a esa cuenta de banco para limpiar una culpa, legado por una mujer que deseaba limpiar su conciencia. Siempre a la misma cuenta, siempre en las mismas fechas, era un dinero que hasta ese día, Verónica se había negado a utilizar. – La vida de estos niños está en juego, no es cosa de salvarlos de maltrato y trabajar con heridas mentales. Créanme, lo pensé bien y cada vida pesa mucho más que mi orgullo puede recibir el golpe, lo voy a ver como una aportación a la fundación de este nuevo espacio. Ya veré como trabajo con “ella”.
* * *
La noche era una fresca y hermosa, las luces de la casa blanca, la hacían ver como un castillo de hadas. Las luces del jardín, así como los pocos invitados moviéndose por los diferentes caminillos del jardín provocaban una sensación mágica en el nuevo hogar de
Hiana. Allí entre las personas que quería y no todas las personas que le querían, sentía que le faltaba algo.
Acarició su abultado vientre una vez más intentando llegar a la razón por la que se sentía incomoda.
– ¿Todo bien chiquilla? – La voz de Verónica era una ronca, pero baja. Lo que si era extraño es que no hacía ruido alguno mientras se acercaba, tan extraño como la frescura o frío en el aire para Jack. Pero bueno, era familia y se sentía segura a su lado.
– Sinceramente, puedo decir que no me siento mal.
– el silencio se alargó, hasta que Verónica le hizo un gesto con la mano para que continuara.
– Siento que algo falta.
– No tengo idea de que podría ser, estas a punto de tener a tu bebe. Tus padres adoptivos están encantados contigo, el bebe y la cherry encima, es el resultado mágico que tiene la casa terminada para las musas de Jean, sin contar las tuyas.
– No sé…
– Se me olvidaba tus padres adoptivos invitaron a alguien más. Yo no estaba tan segura, pero al ver tu rostro pudo decir que estás inquieta, creo que hicieron lo correcto. Legalmente él no tiene poder sobre tu futuro, pero tu mi niña no dejas de sorprenderme por lo grande que tienes el corazón. – Verónica movió la cabeza señalando en donde se encontraban los gemelos con el señor Avilés.
– ¡Ah! Eso era lo que faltaba… – Hiana observo con calma al señor Avilés, desde la última reunión que
habían tenido había aumentado un poco de peso y se veía más… tranquilo. Ambos estaban visitando la misma psicóloga por recomendación del psiquiatra hermano de crianza de Verónica, les había recomendado a una de sus hermanas adoptivas, esta a su vez había tomado el caso con mucha cautela por lo extraño de todo el proceso. Pero la verdad, en el momento en que desapareció el mido de ser arrancada del Santuario, no tuvo problemas en hablar con su… bueno con el señor Avilés. La idea de verlo como su padre no le quedaba muy clara. Un gruñido escapo de la garganta de Verónica, uno que no debería haber salido de una garganta humana. Lo que seguía confirmando la idea de que algo más estaba junto a ella. La mujer la miro y un brillo extraño por no decir que un cambio de color en sus ojos, le dejo en claro que había algo allí, por más decir peligroso.
– Deseas hablar con él. ¿No? – Hiana asintió, que
más podía decir, buscó con la mirada a Luz, que había adoptado esa nueva familia. Para ella era como su tabla de salvación en un mar embravecido. Cuando al fin la encontró, la mujer miraba a Verónica como si ella fuera su salvación. Esa mirada no era la única, algunos otros compartían con la mujer ese brillo especial, donde ella era el inicio y el final del todo. Aun no entendía cómo podía ser de esa manera, pero la forma en que ella cuidaba de cada hogar, de cada niño no dejaba duda de un gran amor.
– Creo que sí, luego hablamos. – Antes de alejarse hacía sus padres adoptivos y su padre biológico un
pensamiento la detuvo. – Sé que no deseas hablar de ese día, pero… bueno… gracias por salvarme. Aún cierro los ojos y te puedo ver, pero tus ojos… tus ojos estaban llenos de miedo por mi bebe y por mí. Gracias…
* * *
Verónica sabía que no podría esconder esa realidad de la joven, que diablos, esta había tenido una vista clara de su rostro en metamorfosis. Ahora que sus hermanos sabían que estaba sucediendo era mejor tener cuidado.
– La joven es una cargada de sabiduría para sus años, aun cuando la vid no ha hecho más que golpearla. – El susurro ronco del hombre del bosque la obligo a alejar
la mirada de la nueva familia.
– Sí, lo triste del caso es que la mayoría de mis niños tienen la sabiduría que ofrece el dolor y la traición de aquellos que juraron cuidarlos.
– ¿Cómo mi Jack? – Verónica asintió ante la observación del Hombre del Bosque.
– Sí como tu Jack… Hombre del Bosque…
– Entiendo… Jack me llama Brack. Por favor el título a este punto es algo incómodo, a parte que es genérico. – Ella no tuvo más que asentir, entendía que el nombre que él les había dado para cubrir las partes humanas de las transacción no era tan válido en realidad como el nombre que había obsequiado un niño que lo necesitaba, y que le aceptaba al reconocerlo por lo que era. Pero Brack, no estaba lejos del nombre con el que firmaba los documentos así que no era difícil. – Ya que menciono a Jack, éste me habló del nuevo proyecto, no
entiende por qué la urgencia de la nueva residencia, pero creo que al conocerte puedo pensar que es importante.
– Derek… hay demasiados como él en manos de aquellos que no les importa lo único que es Sagrado. Necesitamos un hogar para ellos.
– ¿Sagrado?
– Sí, los niños, los inocentes… lo único que bajo el cielo y sobre la tierra es Sagrado, lo que nunca debería ser dañado por adultos sin escrúpulos. – Verónica sabía que la voz que había usado era una ronca, ya que no estaba sola en su rabia. La loba estaba a su lado, intentando crear algo de la nada, rompiendo por primera vez la barrera entre las razas.
– Entiendo, pero estarás en guerra con siglos de prejuicios. Ellos no ven las señales, pero la cantidad de niños que nacen “puros” son cada vez menos. Sé que vas a necesitar ayuda… cuenta con la mía, ya hable con mi abogado humano y se estará haciendo una transacción anual para apoyar el nuevo hogar. – Verónica sostuvo el aire en el pecho, durante la planificación había tenido que ver la realidad ante la posibilidad de no tener los fondos suficientes para sostener otro hogar. Estaba a punto de agradecer el apoyo con la mirada seria de él la detuvo. Parecía cargada de dolor. –Tu atención debe ir primero en otra dirección. En esa montaña que tu abuela amaba y que tu adoras, allí debes mirar… debes buscar. – Brack sonrió con ternura y tomó su mano como si fuera una niña. Antes que ella pudiera arrancar su mano, comenzó a recibir un grupo de imágenes llegaron a su mente, una
donde su abuela estaba con el lobo que le había salvado. Más aún la siguiente imagen tenía a un niño que miraba con miedo a su abuela, tanto miedo y dolor en esa mirada. Un niño de no más de tres o cuatro años que al mirar a donde ella estaba se convirtió en el lobo que le había salvado y había salido corriendo al bosque que rodeaba la cabaña.
– ¿QUÉ DIABLOS? – algunos rostros la miraba asustados por el grito. Derek no tardó en llegar a su lado y tocar su espalda.
– Tu abuela me llamó en esa ocasión para ayudarla que él. El chico no podría tener más de cuatro años. Ella estaba asustada, pero la verdad al igual que tú, en cuanto hay un niño de por medio enviaba todo al diablo. Por desgracia él no regreso a la cabaña y poco después tu abuela regreso al mar de estrellas.
– ¿Mar de estrellas?
– Dejo este plano para unirse al mar al que todos debemos regresar al fallecer.
– Ok… si eso fue reciente a la muerte de mi abuela, eso fue hace poco más de nueve años. ¿Me estás diciendo que el Laycan tiene cuanto… catorce años?
– Exactamente es lo que te estoy diciendo. – Derek me lanzó una mirada de miedo, ya que el joven aún no había pasado por los peores años, estaba en ellos de pleno, la adolescencia y estaba solo en esa montaña.
Ambos asintieron, esas noches irían de cacería, ese jovencito tenía que tener ayuda con lo que le estaría sucediendo. Verónica se volteó a mirar a sus otros
hermanos que se habían acercado, les sonrió, no eran hermanos de sangre, pero dicen que la familia que se escoge es la más importante, ya que es la que está contigo en el dolor al igual que en la alegría. Pero la imagen del niño al lado de su abuela, no la dejaba. Un niño lleno de miedo en un bosque protegido solo por el lobo que llevaba dentro.
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