Cuásar (Inicio)

 Pido disculpas... esta publicación es más para mi que para ustedes... es un intento de recordar que esta historia necesita de mi tiempo y atención. Espero trabajar con ella pronto. 


Cuásar por Cristyal Crast se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.

Inicios

Las estrellas eran muchas y el ruido del espacio era una canción de cuna para los cuatro hermanos que jugaban entre planetas a las escondidas. Sus cuerpos largos, con escamas relucientes enviaban destellos de luz a través de la oscuridad. Said, el más joven de los cuatro siempre se detenía a contemplar el hermoso crecimiento que se desarrollaba en los planetas. Así pues no fue extraño que con esta curiosidad innata de un niño descubriera un mundo que aún después de varios milenios de su última visita aún estuviera en completo caos. El orden natural no había llegado, el ser guardián de cada planeta en este no había despertado en el núcleo para dar inicio a lo que sería una vida cargada de sorpresas.
El llanto lleno el universo y llamó con este a los lejanos hermanos, conocían el amor innato que Said tenía por todo lo que fuera vida. Los cuerpos largos cubrían la galaxia de un extremo a otro, cubrían con ternura y cuidados el cuerpo tembloroso de Said, que seguía con la mirada perdida en ese mundo que había muerto antes de nacer.
“Hermano… Said… cuenta que sucede para que llores de esta forma. –Pregunto Aleir, asustado de tal llanto.
“Aleir… no tuvo oportunidad, este pequeño retoño del universo no despertó… tiene todo lo que necesita pero el núcleo nunca suspiro por primera vez. El frío del universo entra y se pasea por cada rincón de este tercer planeta donde vida se suponía que lo hiciera. –Los hermanos en silencio observaron los detalles del planeta, habían sido eones los que habían pasado desde la gran división… del gran despertar.  Era cierto que el planeta no había despertado, pero la posibilidad aún se encontraba en él. Aleir abrazó con fuerza a su hermano menor intentando que este lo mirara. Cuando la vista de ese ojo azulado perla se plantó en el los bigotes de su rostro se movieron agradecidos.
“Eres el más joven, nacieron muchas galaxias antes que despertaras y por ello nunca tuviste oportunidad de compartir en nuestro hogar. Sé que ese ha sido un hueco difícil de llenar, aun cuando el universo es nuestro mundo en estos momentos. Pero tu amor por estos planetas nace de esta necesidad imperiosa de un hogar. ¿Deseas convertir este lugar en tu hogar? – Ante estas palabras Garlían y Erias apretaron sus cuerpos, sabían que estaba ofreciendo su hermano mayor aun cuando el más joven de todos no tenía idea. 
“Aleir… no comprendo. – La confusión era clara en ese ojo azul perlado… su hermano había sido muy joven cuando su mundo había desaparecido para hacer espacio a la nueva creación. Ellos habían sobrevivido salvando ese pequeño huevo ya que habían sido avisados y resguardados Él. Ahora tal vez era hora de devolver un poco a ese vasto espacio y a ese joven dragón que tenía un gran amor dentro de sí para dar.
“Lo sé… lo sé muy bien. –murmuró Aleir con una sonrisa en su boca llena de colmillos. Este miró a sus hermanos esperando ver repudio ante la idea o simplemente rechazo.  Sin embargo, en esos ojos negro azabache donde brillaban cientos de estrellas y en el otro par de color rojo en movimiento se veía entendimiento y un poco del mismo anhelo que él escondía en su corazón. –Si renunciamos a mucho de lo que somos, podemos ayudar a despertar ese núcleo que tanto dolor te provoca. Si dejamos atrás esta vida de pasearnos entre las estrellas podemos transformar este planeta muerto en un segundo hogar. Así ha sido prometido…
“Pero ustedes aman el espacio. ¿No?
“Sí y la libertad que nos da, pero no tanto como amábamos nuestro hogar y es algo que en lo personal me gustaría que tuvieras. Debes saber que si tomamos esta decisión hasta el final del planeta no podremos regresar a pasearnos entre las diferentes estrellas. Antes que eso suceda, va a pasar mucho tiempo. La vida del planeta estará atada a nuestra estadía. – Murmuró Garlían observando con cuidado el pequeño planeta. No era el único en la galaxia con posibilidades, pero si uno de los más pequeños que había logrado ver.
“Sí ahí es donde deseas ir, allí iré contigo. No sé si será la decisión de nuestros hermanos. Pero no vendría mal un tiempo para crear un hogar, no igual al que tuvimos porque eso sería una locura. –De pensarlo se estremeció… Destruido por la capacidad de creación de todos los seres que allí vivían… ellos los más viejos de los sobrevivientes a las milenarias guerras sabían que no duraría mucho. Ese mundo tendría un poco de lo que cada uno de ellos era, el fuego y pasión de Garlían… el amor apasionado y cargado de locura de Erias, un poco de la nostalgia que él, Aleir, guardaba en su interior pero sobre todo la curiosidad innata de Said. Este sería el que daría paso a la nueva creación, sería el que alimentara el núcleo de ese planeta, con su inocencia y amor puro… el amor de una madre por su hijo… Si tener un hogar era algo que deseaba con fuerza.
Said miró con cuidado a su hermano mayor, este parecía deseoso de iniciar con esta nueva aventura, tal ver era algo que todos necesitaban después de millones de viajes a través de las distintas galaxias. Buscó la mirada de Garlían y Erias, estos serían los que le detendrían si era una empresa peligrosa, miró con duda esperando encontrar reproche en su mirada, pero sus ojos estaban cargados del mismo anhelo que podía ver en Aleir. Una sonrisa se inició en su pecho y asintió esperando que sus hermanos comiencen con ese nuevo viaje, para él seguirles como había sido desde los inicios.
“Yo iré al centro, allí bailare por un milenio hasta despertar ese núcleo perezoso. –Erias sonrió a sus hermanos dejando escapar un destello de luz que pronto se convirtió en una esfera. Entre las luces que formaban esa esfera se escuchaba las risas y el llanto que este había guardado por siglos en su interior. Con sus ojos cerrados se lanzó al mundo que le esperaba, gritando a los hermanos que esperaran un poco antes de entrar. Todos sabían que era su forma de protegerlos, como si alguno de ellos lo dejaría solo en algún momento.
“Yo surcare entre el cielo y el espacio protegiendo este planeta por un milenio, así podre ver con cuidado el trabajo de cada uno de mis hermanos…”Garlían desenrosco su gran cuerpo como antes lo había hecho su hermano y dejo escapar centellas de luz que fueron a unirse con la gran esfera que le esperaba candente y cambiando de color.  
“Yo iré a la tierra, allí me paseare entre las rocas, arenas  incandescentes buscando los más ricos minerales para enviarlos al mar.” Aleir susurró apretando su cuerpo de manera suave alrededor de su hermano que esperaba a ver que sucedía, con una lagrima de felicidad se lanzó a ese nuevo mundo que ya no estaba tan oscuro. Said observó como la energía de su hermano se unía a las demás y tomaba fuerza y hasta vida. En esa esfera estaba gran parte de ellos, algunos podrían decir que allí estaba lo mejor. Pero Said sabía la verdad… el poder no era lo mejor de cada uno de ellos. La capacidad de dar, de ofrecer su ser y de amar de manera incondicional era lo que hacía a sus hermanos entes dignos de emular. Con esta idea fue que Said, ya solo en el vasto universo se entregó a esta nueva aventura.
“Por mil años y tal vez más… yo iré al agua, todo cuerpo en movimiento acariciando la tierra donde se moverá mi hermano Aleir, donde el calor en las profundidades que iniciara Erias me ofrecerá ternura en tiempos de soledad y donde siempre podre sentir la vista penetrante de Garlían sobre cada uno de nosotros, velando por lo que sucede, por nuestro sueño… ya que así es. – sus palabras se detuvieron y su mirada se posó en la gran esfera que ahora recibía el poder que él dejaba atrás con parte de su esencia. “Antes de ir… tú que guardas lo que somos, tú que serás testigo de esta aventura velarás por las noches… a cada uno, charlaremos unos con otros mientras acariciemos tu luz, nos permitirás mi buena amiga que seamos hermanos una vez más en todos los rincones de este planeta que hoy se convierte en nuestro hogar. Tu rostro siempre dirigido a nosotros recordándonos la unión que cada uno tiene con el otro. Es así como me voy a esas aguas, a ese planeta, despidiéndome de ti Estarei Nomun…


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