No somos hermanos (Libro 1: Segunda Parte)
Segunda parte
¡Sorpresa!
La buena química entre los comensales parecía haber encendido un fuego bajo los pies de la tía, que miraba a todos con malicia y calculando lo que sucedía. Situación que no pasó desapercibida a Johaniel que disfrutaba devorando la maldad que anidaba en la mujer.
-Bueno, los hermanos parecen llevarse bien antes del matrimonio. ¿Ahora por qué terminaron con una boda relámpago entre dos viejos padres solteros? - La pregunta parecía inocente, pero Johaniel sabía que eran ganas de "Joder", por parte de su tía que estaba molesta por perder a su chanchito de dinero.
-Bueno… yo…
-Laura tranquila… Ambos somos adultos y nos estamos haciendo responsables.
-Oh que bien, ahora lo que falta es el bollo en el horno…- estas palabras provocaron que ambos padres se sonrojarán.
-¡Oh mierda! - soltó la mujer en la silla con un grito agudo.
-¿Qué?
-¡Demasiada información! - Johaniel susurró junto a los otros miembros de la familia que miraban a la pareja con sorpresa en el rostro, el bebé había sido confirmado por el desvío de las miradas de ambos novios.
-Johaniel… Zenien deseo informarles que nos casamos hace dos días y la familia va a crecer. - el padre murmura orgulloso, sonrojado y feliz.
-Sí, lo sé. Ahora somos cuatro en vez de dos. - Los padres miraron a Zenien sin poder darle detalles.
-¿Puede existir un joven de dieciocho años tan inocente?- La tía preguntó sorprendida y con sarcasmo Johaniel también observaba con cuidado el rostro confundido de Zenien.
- Bueno él solo tiene trece años y está a punto de cumplir catorce el próximo mes. - Murmura Laura algo incómoda. Su hijo había sacado los genes de su padre, toda la familia era enorme y con cara de viejos desde muy jóvenes. Incluso su cuñada había medido más de seis pies. El bigote marcado y el cabello largo, rizado y negro en la barbilla contra su piel blanca lo hacian lucir muy mayor para su edad.
-Embuste… con ese cuerpo de matón. - dijo emocionada la tía qué no hacía más qué sonreír como un gato ante una canario.
-¡Brenda! - Zenien que había estado a punto de pararse a echar sapos y culebras por la boca, dio un salto ante el grito del esposo de su madre. Siempre le había sacado de quicio las historias de matones que le ataban por su apariencia. Respiró profundamente al ver como la mujer seguía siendo regañada por su comentario inapropiado. En definitiva, había adultos que no sabían lo que era ser educados. En la familia de su padre había muchos de ellos. No entendía cómo su aún le pedía qué tuviera modales. - Zenien ha tenido qué madurar para cuidar a su madre, pero ha sido un buen joven, así que evita comentarios estereotipados que pueden provocar malos entendidos.
-Alberto no te enojes, es que se ve mayor a la edad qué tiene y esa altura no es de un niño de trece años. Mira a Johaniel, tiene casi trece años, pero parece un niño de nueve años.
-Zenien no se puede comparar con Johaniel por asunto genético. Mi hijo tiene los genes de la familia de su padre qué nunca fueron considerados pequeños. Incluso fue un bebe que nació por cesárea ya que medía casi un pie de largo con nueve libras y media de peso. Además Johaniel no entra aún en la adolescencia, pronto lo veremos alargado y quejándose del dolor en el cuerpo por culpa de crecer tanto.
-Eso lo entiendo… Lo siento Zenien. ¿Está bien? - murmuró la tía con una sonrisa coqueta y miró a la pareja sin esperar respuesta. Como si esto no fuera importante. - Bueno cambiando el tema… ¿Cuándo llega el bebe?
-¿Bebe? - Solo Zenien había reaccionado a la pregunta. Los adultos sonrojados miraban a todos lados menos a sus hijos adolescentes. -¿Mom?
-Zenien querido, yo… bueno…
-Sé que puede ser apresurado pero dentro de cinco meses vas a tener dos hermanos. - Alberto dijo sosteniendo la mano de Laura, mientras la miraba con dulzura.
-A ya veo por qué lo regordeta… - Brenda se reía de forma burlona, lo qué provocó que Laura acariciara el vientre con dudas.
- Oh… por eso es que la tía Laura brillaba al entrar. El embarazo te sienta bien. - Johaniel que ya estaba harto de su tía y veía como Zenien estaba a punto de explotar en vías de proteger a su madre apretaba sus puños, decidió intervenir. - Sé qué no es fácil, pero gracias por no tomar la decisión sencilla o cómoda para ti y proteger la vida de mis hermanos.
Zenien guardó silencio, seguía sin entender muy bien qué sucedía, pero era cierto que en el último mes su madre había cambiado de una máquina de llanto y vómito a ser una estrella con luz propia. Por otra parte Johaniel disfruto de ver como Brenda apretaba los puños mientras él hacia referencia a los abortos a los que se había sometido. Incluso dudaba de qué la mujer pudiera tener hijos en el futuro por cómo había estado tratando su útero desde la adolescencia. Ella juraba que nadie sabía todo lo que había hecho… bueno para eso estaban los sombras qué trabajaban para él.
-Gracias Johaniel, nunca pensé en un aborto como una opción. Pero después de mi primer embarazo pensé que no podría tener más hijos. Ahora con treinta seis años tengo que cuidarme más, pero los meses de riesgos ya pasaron.
-¿Mom… por qué no dijiste nada?
-Cariño los primeros meses no son seguros para el bebe no estaba segura de llevar el embarazo a término por mis condiciones de salud. Como sabes tu fuiste mi pequeño milagro. - Después de sonreírle con ternura a su hijo, Laura guardó silencio mirando el rostro de Alberto con amor. - También… bueno… la verdad es qué no sabía qué estaba embarazada… Pensé que había tenido problemas con… bueno con la vesícula. Nada qué ver con la idea de un embarazo. - Zenien asintió aún confundido, pero miró a Alberto entrecerrando los ojos. Así qué ese hombre será parte de la familia… Volteo la mirada a su lado, Johaniel lo estaba observando en silencio sin emoción alguna en el rostro, como si esperara por algo de su parte.
-Ok… ¿Cuándo es la mudanza?
-Bueno…
-La verdad es qué hace unos días registramos nuestro matrimonio por lo civil y hoy estamos celebrando con nuestros seres queridos. Así que esperamos poder usar el fin de semana largo para movernos.
-Hay Laura, querida cualquiera diría qué son ladrones y se están escondiendo. Ambos son adultos y sabemos bien que eso, no come ni arroz, ni habichuelas. - El comentario vulgar solo paso desapercibido con Zenien que frunció el ceño intentando comprender qué quería decir esa mujer, solo estaba seguro que desde el inicio no le caía bien. Se parecía a su abuelo y tío.
-Brenda es verdad que somos adultos, que no tenemos qué escondernos, pero las personas importantes para nosotros están presentes para celebrar con nosotros este nuevo inicio. - Alberto miraba a Brenda como si por primera vez se diera cuenta del veneno en sus palabras. Su rostro era uno cargado de… ¿amargura?
-Hay hermanito… no quiero decir nada malo, pero qué pensarán los tíos. Más aún el abuelo de Johaniel. Cualquiera diría que sientes vergüenza de Laura y del pequeño bast…- Un golpe en la mesa fue suficiente como para callar a la mujer.
-Mis hermanos no son bastardos y el que se atreva a decir algo de mi madre y ellos, van a querer morir. - Zenien estaba de pie y respiraba agitadamente.
-Brenda creo qué has bebido demás. Mis hijos, los cuatro, serán respetados por la familia si no desean enfrentarse a los peligros qué conlleva cruzarse en mi camino. Si deciden ser enemigos, así van a ser tratados. Laura es una mujer maravillosa que me ha permitido ser parte de su vida y ambos estamos de acuerdo en que no necesitamos de los hipócritas en estos momentos. - Johaniel se sorprendió ante las palabras frías de su padre. La amenaza estaba presente, aunque no de forma directa.
¿Es qué se había equivocado con su padre? Siempre lo imagino como alguien débil delante de su hermana. Por lo que veía este había trazado una línea y estaba retando a la mujer a cruzarla. Noto como la mujer lo miraba con duda en el rostro, Johaniel estaba seguro que era la primera vez que su padre ponía en su lugar a esa mujer.
-Querido, Brenda solo ha querido expresar su preocupación ante el qué dirán los demás. Zenien sientate. Te agradezco que defiendas a tus hermanos, pero no necesitas ser el malo de esta película. Ambos sabemos qué no puedes matar ni a una cucaracha. - El mencionado se sonrojo con fuerza, lo qué provocó la curiosidad de Johaniel sobre ese joven brusco que parecía ser todo lo contrario a su exterior.
-¡Mom! - Zenien se sentó sin decir más, mostró respeto a su madre qué lo miraba con seriedad y una sonrisa tierna. ¿Qué mujer extraña? Pensó Johaniel con rostro curioso.
-Johaniel sé que es difícil, pero agradezco tu apoyo. - El joven asintió con una sonrisa dulce que dejaba claro que no rompía ni un plato. Sobre todo escondiendo la confusión y el cómo el monstruo que vivía dentro de él reía a carcajadas llamando hipócrita a la mujer.
Zenien no podía decir más. Siempre había intentado proteger a su madre pero esta nunca había sido una mujer débil. Negó con la cabeza y comenzó a comer nuevamente mirando de soslayo al que sería su hermano. Era tan dulce y pequeño que parecía sacado de una fantasía. Los rasgos asiáticos eran pronunciados, tanto que podría decir que tenía piel de porcelana, en nada parecido al padre. Era como si un viento lo pudiera tirar al suelo.
De seguro era otra persona que necesitaba ser cuidado y protegido. Vio como Johaniel le susurraba algo a la tía Brenda y el cómo ésta comenzaba a jugar con la servilleta sin decir una palabra más. Por lo menos ya no estaba tirando basura verbal. Pero ¿Qué le había dicho al oído Johaniel? La realidad no entendía cómo era posible qué los adultos se olviden de los modales cuándo toman unos tragos. Bueno luego le preguntaría a su madre que había querido decir la mujer con el comentario de arroz y habichuelas, por más qué lo pensaba no tenía sentido alguno.
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