Carta para ti.....

 Hola:

Va para más de tres semanas que no te veo, escucho y mucho menos, te siento. Aquí estoy deseando con toda mi alma que te encuentres bien y disfrutando de esta nueva aventura en tu vida. Quizás al leer estas palabras te acongojes o pienses un poco en mí ante la nostalgia de lo que entre dos se a vivido. Mientras, yo me he quedado  sola y bajo tortura, por la ausencia de tu voz y caricias. Mi cuerpo arde insatisfecho por el deseo de tenerte a su lado. Tu recuerdo incita estremecimientos sorpresivos que me dejan aturdida y sedienta. Tus manos se han convertido en un anhelo que me gobierna estando despierta, mientras en sueños me torturan ofreciendo mentiras y recuerdos. Los pliegues que esconden mis secretos lloran húmedas lágrimas tibias, que ofrecen ofrenda al vacío que has dejado; enloquecidos mis sentidos con el tiempo que no pasa y por tu ausencia descabellada.

Mi mente te crea en otros cuerpos, en las sombras que me persiguen y en los sueños que me torturan con lo que no tengo a mi lado.  Eres un espejismo constante que aturde mis días, provocando más de una fantasía. Ladrón de mi paz y descanso, en eso que se ha convertido el recuerdo de tu cuerpo embistiendo el mío, de tus dedos enredados en mi cabello, de tus dientes mordiendo mis cumbres endurecidas, más aún el recuerdo de tu miembro invadiendo mi vientre mortecino con tu esencia viva. 

Ahora con todo lo que me atormentas, me colocas en la situación de poner nombre a lo que siento y padezco, mis labios atrapan con testarudez la palabra AMOR, mis dientes dejan escapar con valentía y ardor la palabra OBSESIÓN. Qué le podemos hacer, más que esperar a que el tiempo sea olvido y la distancia alivio. Mi corazón se niega a darse por aludido y mis ganas siguen creciendo, pero aún con tiempo, paciencia y olvido, una pequeña llama de esperanza se lanza desde un acantilado buscando un mensaje que me lleve nuevamente a tu lado. Maldito bandido, que a robado la paz de mis días, maldito fuego que enciende mi cuerpo. Pero bendito sea el día en que deje atrás la fantasía, para volver  de lleno a retozar entre tus brazos, entregando con doble precio lo que me has hecho e incluyendo intereses por los segundos desperdiciados.

Me despido con cariño, deseando lo mejor de las aventuras en esos lugares en que te encuentras, junto a personas que jamás conoceré; anhelando que nuestros caminos se crucen en un futuro no muy lejano, donde podamos retomar lo que se ha colocado en la estantería del pasado. Con cariño agradeciendo el tiempo compartido, luchando con los sentimientos escondidos y sonriendo ante las posibles reacciones que tu rostro mostrará ante las líneas de esta confesión anónima, que he lanzado al mundo sin hacerla llegar de forma directa a tus manos.

Besos y adiós.